XLV. Segundo primer día

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Me pongo mi uniforme, y gracias a dios me han dado un jersey y una camisa que consigue disimular un poco mi barriguita, porque son un poco más anchos. Aunque seguramente ya lo sepan todos...

Cojo mi antigua mochila y meto todo lo necesario, mis libros de texto, el archivador, el estuche...

Cuando la cojo y me la cuelgo al hombro, Axel me la quita y la coloca en el suyo.

—No quiero que cojas tanto peso— balbucea con una manzana en la boca, antes de darla un bocado.

—Puedo con cosas más pesadas que la mochila— me quejo, pero él mete la manzana en mi boca impidiéndome hablar.

—Preciosa— dice divertido sonriendo como un niño haciendo que me ría con él, mientras caminamos hacia el coche.— Tienes ahora clase conmigo— dice antes de dejar su maletín y mi mochila atrás.

—¿Me vas a seguir dando clase?— pregunto sorprendida, asiente antes de entrar— Pensé que no se podía...

—Soy el mejor explicando, así que yo explicaré, pero otro profesor corregirá tu examen para que no haya problemas— dice arrancando el coche— Ponte el cinturón— me advierte, de inmediato me lo pongo, mientras él da marcha atrás para salir a la carretera que conecta con el internado.

—Que raro...

—Somos un colegio especial, no podemos cambiar a los profesores por encontrar a sus compañeros en sus alumnos— dice centrado en la carretera.

—¿Ha ocurrido más veces?— pregunto curiosa

—No, somos los primeros— dice divertido robandome la manzana para darle un bocado.

—Oye— me quejo divertida

—Era mia, tu me la has robado— se defiende mirándome un momento

—¡Pero si me la habías dado! Me la habías metido en mi boca— me quejo sin darme cuenta de lo mal que suena la última frase.

—Ahora mismo me gustaría meterte una cosa totalmente distinta— ronronea haciéndome sonrojar— No sabes lo bien que te queda esta falda— ronronea acariciando mi pierna.— Una pena que ya hayamos llegado— dice divertido al notar el calor que tengo.

—¡Maldito seas Axel!— me quejo sonrojandome más— Deberías sentir lo que es vivir en una puta montaña rusa todo el día— salgo del coche y comienzo a andar hacia la entrada molesta.

—Vamos tess— dice divertido cogiendo las cosas para luego trotar hacia mi, alcanzandome cuando entro al internado— Pequeña, no te enfades— dice divertido besándome la mejilla haciéndome sonreír, hasta que veo como todos los chicos se han quedado mirándonos sorprendidos.—Hola a todos— dice Axel sonriente, haciéndome sonrojar y más aún cuando pone su brazo sobre mi hombro.

—Que vergüenza— murmuro dejandome guiar por él por los pasillos.

—¿Te averguenzas de mi?— dice burlón haciéndome rodar los ojos

—Claro que no, solo no me gusta llamar tanto la atención— le explico notando como mis mejillas se encienden un poco por la vergüenza.

—Pues con o sin mi la llamabas, esos rizos y esa cara de ángel no necesitan de mi compañia para llamar la atención— dice besándome haciendo que muchos comiencen a cuchichear.

—¡Teresa!— me llama Alan desde la otra punta del pasillo, de inmediato me separo de Axel y corro hacia él para abrazarlo.

—Te he echado de menos— susurro sin soltarle, notando un olor más fuerte.

Mi ángel de ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora