Capítulo XII - Baila conmigo

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Después de cinco días ingresado,el médico le dio el alta. Los cuatro chicos se dirigieron a casa del rubio, el primer día fuera del hospital necesitaba celebrarse, aunque no fuera como ellos estaban acostumbrados. Por supuesto, las drogas estaban prohibidísimas y el alcohol, no solo por la desintoxicación a la que se estaba sometiendo, también por la medicación para el corazón. Así que, como novedad, la pijamada iba a ser apta para todos los públicos.

Apta para todos los públicos por la ausencia de sustancias estupefacientes ya que, la brillante mente de Mercury decidió distraerse haciendo pasar vergüenza al resto de habitantes de aquel salón.

— ¡Venga, Roggie! —insistía el persa con voz casi infantil—. Es un jueguecito de nada.

— ¡He dicho que no! Te conozco, sé que me vas a hacer pasar vergüenza elija lo que elija. No quiero pasar vergüenza.

—Vamos, Rog, yo jamás he jugado... estoy bastante intrigado —intervino Brian con el vibrante entusiasmo de un pequeño niño.

Tim no se sorprendió, lo conocía lo suficiente como para saber que jamás había participado siquiera en una pijamada, —o lo que fuera aquello— moreno y rubio miraron con sorpresa e ilusión al rizado. Se miraron entre ellos y sonrieron con malicia.

Pobre de Brian.

— ¿Me explicaréis al menos cómo va el juego?

—Oh, empezamos nosotros y te dejamos al último para que veas cómo va. Es muy fácil. ¡Empiezo yo! —respondió Staffell bastante animado y miró a su derecha—. Roger, ¿verdad o reto?

—Tengo miedo... pero elijo verdad. —Tim se desilusionó un poco, hubiese preferido reto.

—¿Cuándo fue la última vez que te hiciste una paja?

Brian casi escupe el agua que estaba tomando. El tabú del sexo en su hogar no le permitía hablar de la masturbación como algo abiertamente normal. Le costaba comprender que un hombre le preguntase a otro sobre su última autosatisfacción.

—La tarde antes de la fiesta de cumpleaños de Freddie —contestó sin ningún tipo de vergüenza o titubeo. Brian abrió los ojos en señal de sorpresa y lo miró fijamente.

—Especifica... —ordenó de forma acusatoria Freddie—. Quiero detalles.

—¿Qué quieres saber, Fred? ¿Si eyaculo leche condensada?

—No necesito saber el color o espesor de lo que sale de ti, imbécil. Detalles de a qué se debió... qué fue lo que causó eso. Has contestado demasiado rápido y ya sabes las reglas...

Roger sonrió recordando aquella tarde—. Acababa de sacar el Aston Martin del concesionario y, al llegar a casa...

—Vale, Roger, no queremos saber qué cosas metiste en qué agujero del coche. Te toca.

El rubio viró los ojos y le sacó la lengua al persa fingiéndose molesto. Terminó riendo y mirándolo con sorna.

—Venga, Fred. ¿Verdad o reto?

—Yo paso olímpicamente de que me preguntes marranadas de ese estilo. Reto.

— ¿Y qué pasa cuando alguien elige reto? —preguntó inocentemente Brian. Roger lo miró y sonrió maliciosamente.

—Ahora lo vas a ver —Le guiñó a Brian con inocencia y después regresó a ver a Mercury— Te reto a ir al centro comercial a comprar lencería sexy de mujer...

—Uy, qué reto más difícil de cumplir... —la altanería de Freddie no le permitió dejar a Roger terminar la frase.

—Ponértela encima de tu ropa —continuó Roger sin prestar atención a la interrupción—. Pararte en medio del patio central y cantar "All I want for Christmas is you" Sexy... Como Marilyn a Kennedy... —La altanería de Freddie comenzó a venirse abajo— Al primer personal de seguridad que te encuentres.

Nevermore [Maylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora