Capítulo XIII - Sacúdeme.

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Brian acababa de llegar al pub en el que habían quedado. Veintidós minutos pasaban de las diez de la noche, aún quedaba un rato para que llegase Roger. Habían quedado a las diez y media pero lo más probable es que el rubio llegase tarde, como siempre. Se pidió una cerveza para amenizar la espera. Era curioso como jamás la había probado y, desde la fiesta de Roger, se hizo asiduo a ella. Se sentó en uno de los sillones del fondo del local, en los reservados más ocultos a simple vista. Dio un sorbo a la cerveza y paseó la vista por el local. Ya estaba comenzando a llenarse de gente y le hacía gracia observar la vestimenta de las personas.

Miró el reloj, faltaban dieciséis minutos para las once de la noche. Roger, como siempre, llegaba tarde. Se levantó de la mesa y se acercó a la barra para pedir una segunda birra. Ya lo conocía, ya sabía que jamás llegaba puntual, no entendía por qué aún él sí seguía llegando a la hora acordada. Volvió sobre sus pasos para volver a la mesa anteriormente ocupada y descubrió que alguien le había ocupado el sitio. Todas las mesas estaban ocupadas y no tenía ganas de esperar a Roger de pie o encogido en la barra así que se acercó para pedirle, amablemente por supuesto, que dejaran aquel sitio libre pues estaba él esperando a su amigo.

El chico de pelo corto vestía camiseta negra, ajustada, con un poco de transparencia y pantalón negro de cuero. Su conjunto se completaba con unas botas negras de piel con los cordones un poco desatados. Para sorpresa de Brian, aquel desconocido no se trataba de otro, era su cita para esa noche.

Se sentó frente a él y lo observó más detenidamente. Aquel pantalón de cuero verdaderamente realzaba todos sus atributos, potenciándolos. Sus piernas cruzadas dejaban poco a la imaginación con respecto a lo que había debajo de aquellos pantalones.

Brian se sorprendió a sí mismo admirando aquellas vistas y se sintió incómodo por lo que elevó directamente la vista a la cara de Roger. Aquel corte de pelo le sentaba realmente bien. Joder, no ayudaba... empezó a frustrarse. No entendía por qué seguía queriendo mirar la entrepierna del rubio. No entendía por qué se sentía atraído por ese Roger de pelo corto y botas Dr. Martens. Se sentía frustrado porque no entendía por qué su entrepierna comenzaba a actuar de forma independiente. Y Roger lo notó.

Poco a poco comenzó a jugar con ventaja sin siquiera haberlo planeado ese día. Observó cómo él moreno no apartaba la vista de sus piernas, de sus botas y de lo que contenían aquellos botones que daban sujeción al pantalón. Sin pensárselo dos veces, deslizó la pierna derecha y la posicionó sobre el suelo, dejando así su abultado paquete libre de obstáculos para ser observado. Y la reacción de Brian no fue la que Roger esperó. Sus ojos se cerraron, su labio inferior fue preso de los dientes superiores y, acto reflejo, su mano paseó por la incipiente erección del más alto. La reacción fue mayor a la esperada. Todo un éxito.

Cuando Brian volvió a abrir los ojos se encontró con los azules contrarios mirándolo fijamente, devorándolo con la mirada, imaginando todo tipo de placeres para esa noche. Bebió de su vaso sin apenas apartar la mirada del contrario y, al terminar, deslizó la lengua por los labios, mordiendo el inferior al finalizar el recorrido. Brian tragó seco sin apartarle la mirada. Los ojos de Roger bajaron por el torso de Brian y eso hizo que la erección del moreno acabase por hacer acto de presencia. Unas gotas de sudor comenzaban a caer de entre sus rizos y a Roger se le antojó secarlas con su lengua. Cogió el medio vaso de cerveza y se lo terminó de un trago. Se acabaron las contemplaciones.

—Nos vamos —ordenó con voz ronca.

Brian no entendía qué pasaba. Simplemente él no quería levantarse de ahí. Estaba empalmado, sentía vergüenza, no quería que nadie lo viese así.

—Roger, aún me queda cerve...—no pudo terminar la frase ya que Roger terminó con lo que quedaba del mismo modo que con la suya.

—Levanta. Nos vamos. Ya.

Nevermore [Maylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora