Llegó al "Five Doors" y se encerró en su oficina con llave. Aún le quedaba tiempo para empezar su turno y no quería hablar con nadie hasta que se calmara. La reacción de Brian había sido completamente exagerada y no entendía por qué. Necesitaba quitarse el enfado y olvidar la tarde así que, aprovechando el tiempo, ordenó su pequeño escritorio.
Encima tenía infinidad de papeles y servilletas con números de teléfono de chicas que querían ligar con él la noche anterior. Recordó que estaba el número de William, aquel niño de papá que se dejaba sus libras allí y que la noche anterior le dijo que anotase su teléfono. Lo buscó y, una vez encontrado, tiró el resto de un puñado.
Tomó el papel y abrió su agenda. Anotó el número de aquel tal William y la cerró sin soltarla. Le estaba quemando las manos. Llevaba días resistiéndose pero hoy ya había perdido la voluntad.
Agarró el teléfono, la abrió por la primera página, buscó el número y marcó.
. . .
El sonido del timbre hizo que Brian maldijera por lo bajo. No recordaba que había quedado en que Freddie vendría a cenar esa noche y no tenía preparado nada. Ni ganas de preparar. Bajó mientras se colocaba una camiseta y abrió.
—Querido, me encanta esa cara de culo con la que me recibes. Yo también me alegro de verte.
Freddie supo inmediatamente que algo no iba bien. Y suponía que su rubia histérica había tenido la culpa.
—Disculpa, Fred, olvidé por completo nuestra cena y no preparé nada.
El azabache hizo una exagerada mueca de ofensa que de inmediato retiró al ver que la expresión de Brian seguía siendo amarga. Se abrió paso para ir a dejarse caer al sofá, palmeó el lugar aledaño para que el menor se sentara junto a él.
—¿Se puede saber qué demonios pasó aquí? El ambiente se siente más pesado que las vibras de mi tía la solterona —El rostro compungido de May lo hizo sonreír de lado. Le palmeó la rodilla y volviendo su tono más comprensivo, continuó— Si me dices qué sucedió, entre los dos podemos encontrar una solución.
—Peleamos.
Freddie torció la cabeza mientras cerraba los ojos en señal de lamento. Sinceramente pensó que con Brian sería distinto pero se equivocaba. Chasqueó la lengua y dio un suspiro pesado. Deseaba darle el privilegio de la duda a Roger, deseaba creer que quizás la discusión fue por una bobería. Sin embargo, su intuición y el lenguaje corporal del rizado le decían otra cosa.
—Pero ¿qué pasó?
—El próximo sábado hacemos seis meses juntos. —Brian sonrió con nostalgia recordando cómo fueron sus comienzos— Preparé una escapada romántica a una cabaña en Brighton. Roger parecía emocionado cuando le dije. Pero llamó Tony con no sé qué mierdas con la revista Life y todo se vino abajo.
—Pero es por trabajo, Brian. No es algo que él haya decidido ni elegido —Actuando bajo su naturaleza mediadora, por todos los medios Freddie trataba de desenredar el problema.
Brian lo miró mientras se frotaba los rizos en un monótono movimiento que ascendía y descendía al ritmo de su respiración. Permaneció en silencio por un par de minutos tratando de organizar los hechos de forma casi cronológica pero, sobre todo, intentando apaciguar sus alterados sentimientos. Suspiró y chasqueó la lengua.
—Ahí es a dónde quiero llegar, Fred —Pasó sus manos por su frente, echando sus rizos hacia atrás y se rascó la nuca— No fue el problema que la cita se haya pospuesto, lo doloroso fue la actitud que tomó al respecto ¿sabes? —Paseó su dedo medio por su entrecejo en un intento vacío por relajarse. Por un momento se sintió ajeno a esa realidad. Como si lo que estuviera describiendo no fuera su vida sino la trama de una película. Perdió la mirada en una de las relucientes baldosas para después mirar al azabache— Me dijo que era un puto número en un calendario. Que la fecha que planeé podía moverse a antojo, pero que los ejecutivos de esa estúpida revista no lo esperarían toda la vida. Pasó de la emoción a la indiferencia en apenas veinte minutos —Miró a Freddie a los ojos y continuó— Incluso me restregó en la cara que su sueldo es muy superior al mío. Como si mi amor por él fuese por el dinero que tiene ahora o por el que tiene su familia. O como si en verdad yo hubiera sido un premio que compró con sus millones de libras.
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Nevermore [Maylor]
FanfictionResponsabilidad. Esa palabra de quince letras resonaba veinticuatro horas al día, siete días a la semana en la cabeza de Roger Taylor, un joven adinerado de veinte años, adicto a la noche londinense. A pocos kilómetros, en una casa humilde de un ba...