La fiesta estaba siendo un completo desfase. La música sonando hacía vibrar las ventanas del chalet. Por todo el salón había cuerpos que se contoneaban de un lado a otro siguiendo el ritmo de cada canción. En los rincones no faltaban las parejas que estuvieran comiéndose la boca o algo más. Las prostitutas iban y venían en todas direcciones de hacer su trabajo con cualquiera que pagara sus servicios por adelantado. La cocaína era cortesía de la casa aunque algunos invitados añadieron de su propia cosecha mariguana, hachís, pastillas,heroína... una barra libre de drogas y alcohol al alcance de cualquier necesitado.
Brian estaba alucinando. No se separaba de Tim para nada. Más bien estaba acojonado. Él jamás había visto siquiera un medicamento más duro que un paracetamol. Tenía una lucha interna entre salir corriendo de ahí y lanzarse de lleno al éxtasis que estaban viviendo los integrantes de aquella primera gran fiesta a la que asistía.
Tim ya no sabía cómo quitárselo del medio, no porque no quisiera estar con él sino porque nadie sabía que él era gay y no quería que lo viera ligar con el amigo de un amigo de un amigo... y que se pudiera ir de la lengua con sus padres o con Roger. Optó por ofrecerle una calada del porro que tenía en la mano, así si veía algo raro podría negarlo todo y echarle la culpa a la mariguana.
—Ten, Brian, prueba esto.
—Tim... No sé si deba —Con desconfianza miraba el cigarro y su gesto de desagrado se hacía más marcado solo de olerlo más de cerca— Quiero irme de aquí en realidad.
—Brian, aprovecha que tus padres no están, que no te van a ver llegando a las tantas y borracho y drogado, para ellos estamos durmiendo en mi casa... Si no lo pruebas no puedes decidir si te gusta o no —Aprovechó que Roger venía con un par de copas en la mano y le arrebató una con una mirada suplicante— Toma. Bébete esto. Te estoy ofreciendo cosas muy suaves así que ni se te ocurra coger otra cosa que te den por ahí. Tú solo coge cosas que te dé yo... o Roger, ¿Verdad, Roger?
El rubio asintió y, sin estar seguro de nada, Brian tomó el vaso y de un solo trago lo dejó completamente vacío sintiendo de inmediato que la cabeza comenzaba a girarle por todas direcciones. Y ya con el sentido de la responsabilidad extraviado, le arrebató el cigarro de mariguana a Tim para darle una honda calada que le provocó un bochornoso ataque de tos.
Tim pedía a gritos algo, Roger lo sabía, no sabía qué, pero sabía que necesitaba ayuda. Se sentó junto a su amigo recién conocido y decidió darle charla mientras Tim, sin desaprovechar un solo segundo más, salió huyendo para buscar lo que necesitaba.
— ¿Te lo estás pasando bien? —Roger observó a Brian pensando que parecía que en cualquier momento caería desmayado
—Estoy mareado... —comentó dudoso mientras fruncía el ceño y abría y cerraba los ojos de forma rápida. La cabeza comenzó a darle vueltas y al tratar de enfocar solo consiguió que el mareó fuera a más—. ¡ASÍ ME MAREO MÁS, ROGER! —Sin saber la razón del porqué, comenzó a carcajear como no lo había hecho nunca.
La cara de Roger era un poema, pero le recordó a él mismo cuando fumó mariguana por primera vez. Sonrió y se acercó a él para evitar que siguiera haciendo eso ya que sabía lo que venía después, ya que él al hacer eso, acabó vomitando y con tremenda bajada de tensión... pero en el caso de Brian no tuvo el mismo efecto. Arrancó de la mano de Roger el porro y le dio otra calada, más profunda esta vez. Exhaló el aire y se recostó sobre el espaldar del sofá negro de diseño súper carísimo que eligió mamá.
— ¿Sabes, Rog? ¿Puedo llamarte Rog? —Ante el asentimiento del rubio, continuó— Es la primera vez que hago este tipo de cosas —Roger quiso decir que ya lo sabía pero no quiso cortarle, parecía que necesitaba desahogarse con alguien al que le diera igual que le juzgara o no—. Mi madre es un amor y mi padre es el hombre más inteligente que he conocido jamás...Pero parece que no me quieren.
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Nevermore [Maylor]
FanficResponsabilidad. Esa palabra de quince letras resonaba veinticuatro horas al día, siete días a la semana en la cabeza de Roger Taylor, un joven adinerado de veinte años, adicto a la noche londinense. A pocos kilómetros, en una casa humilde de un ba...