Si a Roger le llegan a decir un mes atrás que el tiempo pasaría así de rápido, no se lo creería.
Sin apenas darse cuenta, se había convertido en el mejor relaciones públicas que había tenido el "Five Doors" en años. Su naturalidad y su don de gentes había servido para calar en la juventud que se acercaba a pasar un buen rato cualquier noche. Su apariencia e indiscutible belleza eran la cereza del pastel. La noticia de que el "Five Doors to Ecstasy" tenía como anfitrión a un rubio de buena pinta corrió como la pólvora y atraía a un sin número de clientas cuyo objetivo era ligotear con aquel atractivo jovencito.
Y eso lo hacía sentir poderoso.
Siempre pensó que el trabajo era solo presión y estrés constante. Nunca creyó que su natural habilidad para relacionarse en medio de las fiestas iba a serle de utilidad. Que su naturaleza coqueta le iba a permitir desempeñarse rozando la excelencia. Su ego se enaltecía. Era altamente gratificante saber que la discoteca estaba cada vez mejor posicionada, que filas de jovencitas rogaban por un momento de su atención cada noche y que, aunque en menor cantidad, también habían varios chicos que cada noche intentaban algo con él.
Poco a poco se soltaba un poco más. Su confianza crecía un tanto cada noche. Se permitía interactuar más con la clientela, ser ese joven desinhibido amante de la fiesta y de la vida nocturna. Se permitía beber un par de tragos con algún grupo de personas que podían ofrecer ventajas al negocio y después con otro más.
Y bajo la consigna de "solo es trabajo", también se permitía responder a los coqueteos que le llovían en la jornada. Al final, no podía ser grosero con quienes buscaban su atención, siempre y cuando no cruzase la raya.
Tony no podía estar más contento con su nueva adquisición. Los ingresos habían aumentado considerablemente en el primer mes de trabajo del rubio y por eso, subió a su pequeña oficina de Roger, a la que éste subía para recoger las cosas antes de irse a casa.
—¡Roggie, amigo! —Las manos de Malone se posaron con alegría sobre los hombros de Taylor—Tengo muy buenas noticias.
El cansancio de Roger estaba empezando a manifestarse. Dio un bostezo que intentó cubrir con una de sus manos para después mirar al hombre, quien dio una leve carcajada al ver el semblante adormilado del rubio.
—Tony, perdón —Frotó con fuerza su rostro intentando espabilarse un poco— Es solo que aun no me acostumbro del todo a la vida nocturna.
—Tranquilo —Palmeó una vez más su hombro— Estoy seguro que esto te regresa la vitalidad
El rubio observó con un poco de desconfianza como su jefe revisaba el interior de su saco. Sus latidos se incrementaron al pensar en todas las posibilidades que el hombre de corto cabello negro pudiera ofrecerle, pero un suspiro fue el reflejo de su alivio al observar lo que salió realmente.
Con emoción el rubio sostuvo el cheque entre sus manos. La sensación era indescriptible: por fin estaba ganando su propio dinero. Ya no tendría que depender de los cheques que a escondidas les pasaba su madre, ni dejar a Brian cargar con el peso de los gastos. Su emoción se convirtió en sorpresa pues notó que en sus manos no había un solo cheque, sino dos.
— ¿Y esto?
—Esto, amigo, es tu primer salario. —Señaló el primer cheque y añadió— Y esta es tu comisión. Nos has traído a muchísima gente este mes, Roger. Esta es mi forma de agradecerte tu trabajo y motivarte. Cuanto más clientela atraigas, más ceros tendrá ese cheque.
Al rubio le desapareció de golpe todo el cansancio acumulado de la noche anterior.
—¿Es en serio, Tony? —El azul de su mirada centelleaba con emoción admirando ese, su primer sueldo obtenido a base de su trabajo.
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Nevermore [Maylor]
Fiksi PenggemarResponsabilidad. Esa palabra de quince letras resonaba veinticuatro horas al día, siete días a la semana en la cabeza de Roger Taylor, un joven adinerado de veinte años, adicto a la noche londinense. A pocos kilómetros, en una casa humilde de un ba...