Capítulo IX (Su alma inocente)

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Atención: Capítulos con escenas sexuales. Leer bajo su propio riesgo. 

Alma: 

¡¿Ahora en qué problemas se metieron?! Mis tacones se escuchaban por los pasillos, básicamente corría hacia donde uno de los sirvientes me dijo que Juliann estaba más que enojado y que mis hijos otra vez se metieron en problemas. 

¡¿Desde cuándo son así?! Ahora ya me imaginaba la típica escena donde me pedían que el castigo lo dictara yo, ya que su padre era una persona que no era consciente de que tenían apenas ocho años. Un día, como castigo, él les ordenó que pinten las paredes que habían rayado. No sé si fue muy malo, pero era una gran pared que abarcaba metros. Obviamente no terminaron de pintarla, pero estoy segura de que no volvieron a pintar ni una pared más. 

La mayoría de las veces ellos estaban con nosotros o cerca, pero decidimos darles un poco más de libertad... Y esto sucede cuando se los deja solos. 

Siempre los defiendo cuando es necesario, pero creo que ahora no tienen excusas. 

La mujer que había llegado hace unas horas, Azul, está bajo observación hasta que se compruebe de que todo lo que dijo era verdad y que no es un peligro para el castillo. Enviamos a uno de nuestros nobles a buscar esa tal aldea y si todo es verdad, veremos qué hacer con ella. Pensé en pedirle a Juliann que lea la mente de ella para detectar una mentira, pero él tiene más ganas de arrancar su cabeza que de otra cosa. 

El olor a quemado me desesperó cuando me acerqué a la biblioteca de pociones, ¡Creo que todo se salió de control Miré de lejos que una luz salía de la habitación... Era fuego. 

Corrí hacia la escena preocupada, para encontrarme con el mismo Juliann ardiendo en llamas y regañando a los niños. 

―¡MIRA COMO HAS DEJADO EL TECHO! ―Gritaba enojado y otra cosa más me sorprendió: David era

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―¡MIRA COMO HAS DEJADO EL TECHO! ―Gritaba enojado y otra cosa más me sorprendió: David era... ¡Un gigante! El techo estaba totalmente destrozado por él y su tamaño. 

En ese momento, no sabía qué hacer. Tenía a Juliann envuelto en llamas y regañando a nuestros hijos, David rompiendo el techo con cada movimiento y Diana solo lagrimeaba algo asustada. 

Quise sacar a Diana de allí y recibí una mirada más que amenazante de su padre, me detuve.

―¡NI UN MOMENTO SE LOS PUEDE DEJAR SOLOS! ¡¿EN QUÉ MIERDA ESTABAN PENSANDO?! ―Siguió regañando y más llamas salieron de él. 

Mierda... ¿Cómo calmo esto? 

"Tírale un balde con agua" 

¡No! Se va a enojar más. 

―Juliann, los estás asustando ―hablé a una distancia. 

―¡¿SABES LO QUE ME ASUSTA?! ¡QUE ALGO PEOR LES PUDO HABER PASADO! ¡ES CLARO QUE RECIBIRÁN UN CASTIGO Y YO LO DICTARÉ! ―gritó. 

Eternos: Mi vampiro favorito IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora