Capítulo IV (Lo hice por ti)

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Galería: David y Diana

Alma:

La espalda me dolía de estar tanto tiempo acostada, ¿Realmente necesitaba reposar? Miré de reojo a mi lado y ambos bebés estaban más que enérgicos mientras que Bella les hablaba. Había pasado un día desde que nacieron y seguía esperando a que abran sus ojos, además los vestimos de diferentes colores porque... ¡Ambos eran casi iguales! 

Definitivamente la ropa negra quedaría suspendida por un buen rato. 

Como estaba previsto, Ana, Joaquín, Irina, Marco y Bella vinieron a verlos. 

—Quiero jugar con ellos —Bella insistió y negué rápidamente.

—Son muy pequeños, hija —Joaquín respondió. 

Tanto Ana, Bella e Irina fueron quienes más se emocionaron y tuve que insistirle mucho a Juliann para que deje que ellos toquen a nuestros hijos. Ahora estaba más tranquilo, sabía que nada iba a pasar ni que a nadie se le caerían los bebés. 

¿Y dónde estaba? Como siempre, resolviendo asuntos pendientes de los nobles al igual que organizando algunas cosas, aunque la mayoría del tiempo estaba conmigo. 

Agarré la copa con sangre que tenía a mi lado e inmediatamente David comenzó a llorar. Rodé los ojos y reí leve, al parecer su olfato era increíble. 

—Ven aquí... —susurré y lo agarré con delicadeza. 

—Al parecer tiene hambre —Ana sonrió. 

Ah... Y pensar que los había alimentado hace tan solo una hora. Acerqué mi dedo a su pequeña boca, sus diminutos colmillos se notaban y debo decir que no tenían nada de suavidad como su piel. 

Hice una mueca algo incómoda al sentirlo aferrarse a mi dedo y comenzar a beber, no podía creer que un bebé tan tierno podía desesperarse así. Mientras, su hermanita seguía descansando y acurrucada en mi costado. 

Estuve investigando mucho acerca de la alimentación de los bebés y creo que no entendí hasta que Juliann me lo explicó: "La madre tendrá mejor calidad de sangre para sus bebés, es por eso que se recomienda que tú los alimentes. No le darás leche como hacen los humanos... A menos que quieras acercar a un bebé con colmillos a tus pechos" 

Y ahí entendí que era un rotundo "No". 

—¡Es tan tierno! —Irina chilló mirando la escena y volteó a ver a Marco. 

—No, sea lo que sea no —Él negó. 

Por una parte me sentía mal por ella, aparentaba de unos quince años y siempre decía que le habría gustado crecer un poco más. Sin embargo, por más niña que parezca, tenía su toque adulto. 

Ella ni siquiera ha mordido a Marco, es la única regla que existe en su relación y me pregunto... ¿Hasta cuándo va a durar? 

Un vampiro expresa mucho con una mordida, además él sigue siendo un humano que no parará de envejecer...

Antes de que siga pensando, la puerta se abrió de par en par, dejando ver a quien menos me imaginaba. 

—¡Hola! —Cristal entró y su mirada fue directamente hacia los bebés —¡Los sobrinos de la tía! 

—Juliann dijo que no los toques demasiado... Están relajados y no quisiera que vuelvan a llorar —La miré casi amenazante. 

—¡Aquí llegó su tía más sexy! —chilló y se acercó. 

Definitivamente me había ignorado. 

—¡Oh, que cosas más bonitas! —siguió y comenzó a tocar las mejillas de Diana para luego tocar las de David. 

Eternos: Mi vampiro favorito IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora