Capítulo XXX (Mi alma gemela)

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P.O.V. Diana: 

Las horas pasaron, y no las desaproveché para nada, porque descansé como una enferma toda la mañana para tener mucha energía para hoy. 

 Estaba decidido, acompañaría a Luis y sus amigos a la playa durante la noche, pero para eso debíamos salir a la tarde. 

Obviamente convencer a mi padre fue un poco más difícil que con mi madre, pero les prometí que les avisaría cualquier movimiento por el teléfono. 

Mi hermano tampoco desaprovechaba la noche, pues había sido invitado a una fiesta de una amiga de Bella... ¿Quién diría que él se llevaría la atención de todos sus amigos?

No era una persona muy amante de las salidas, pero esta me emocionaba. Salté de la cama y salí de mi habitación en busca de sangre, también para recargar energías antes del viaje. 

Ignorando el tema de que vivo en un castillo con mucha gente, me acostumbré a tener estas "escapadas" durante el día para robar un poco de sangre de la reserva... Y salir en pijama no era un obstáculo. 

Corrí con mi pijama negro por los pasillos y bajé las escaleras rumbo a la reserva, la cual no quedaba muy cerca. 

Algunos se me quedaban mirando, ¿Cuál es su problema? ¿Qué les importa la ropa de otros? Estoy en pijama, no estoy desnuda...

Seguí mi camino y atravesé otros pasillos, para poder llegar a estar frente a esa puerta tan característica de la reserva; una puerta ancha y de un color rojo oscuro, enmarcada de plateado y con molduras de un estilo gótico. 

No lo voy a negar, mi padre tiene el mejor estilo, elegante y oscuro, y su presencia se hacía notar desde cada parte del castillo. 

Abrí la puerta con una llave especial que nos dieron a mi hermano y a mí, la cual abría cualquier puerta de espacios comunes del castillo o en casos aislados como este, por ejemplo. 

Entré al lugar y cerré la puerta detrás de mí. Sonreí deleitaba por la inmensidad del aroma, este salón destaca por sus grandes estanterías y heladeras con todos los factores sanguíneos que había en el mundo. 

Me di vuelta para admirar el lugar, pero terminé asustada. 

—¡Carajo! —Grité al ver una sombra cerca de mí. 

Me di cuenta que era otra vez producto de Alec. 

—¡Puta madre! —grité otra vez —¡No hace falta asustarme así! 

Sabía que sus sombras no hacían nada, pero estoy segura de que mi mensaje le está llegando en este momento. 

—A la mierda... —la ignoré y fui en busca de una bolsa de sangre. 

Mientras avanzaba, me preguntaba qué hacía una de sus sombras aquí... Bueno, Alec maneja todo este negocio, algo tendrá que ver. 

Miré de reojo y esa sombra seguía allí, bufé molesta al sentir que, por más que no tengan ojos, me miraba. 

Agarré una de las escaleras y comencé a buscar entre las estanterías, al parecer a mi olfato le estaba llamando la atención una bolsa que estaba muy escondida. 

P.O.V. Juliann: 

Como todos los días, en mi oficina. 

Organizaba papeleo y algunas cosas de la reconstrucción del resto de las zonas del castillo, pero justo ahora, Alec estaba conmigo ayudándome con el orden de la reserva. 

Él mandó una de sus sombras para poder ver a distancia cuáles eran los faltantes y anotarlos, para poder reponer en unos días. 

—A ver, los factores A y AB están completos... —él comenzó a dictarme y yo anoté en la lista. 

Eternos: Mi vampiro favorito IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora