VV

71 11 20
                                        

Hay muchas razones por las cuales Avery siente que su vida no es lo favorito de ello, pero desde que Valentino llegó, sin darse cuenta, había cobrado sentido. 

La mirada de Valentino, esa mirada que Avery quería, era para Enzo y estaba bien. El único hijo de los famosos se conforma con la ayuda, las miradas o los coqueteos que quedaron en el pasado. 

Aprender a que el amor no siempre es tener a una persona al lado, sino verla feliz y ayudarla a alcanzar esa felicidad, es un pensamiento profundo. Tal vez fue apresurado, pero no importaba en ese punto, solo importaba Valentino.

Entonces, Avery pasa por la habitación y ve el sándwich que le preparó ahí, aún ahí. Él observa la hora de su móvil y su mirada se encuentra con la de Enzo poco después, quien está apoyado en la pared cercana, observando.

Ambos se observan, pero no dicen absolutamente nada. 

Hasta que:

—¿Aún sigues enfadado conmigo? —cuestiona Enzo, sus brazos cruzados sobre su pecho y lleva un pulcro traje, pues esa clase sería un poco más importante y debía de ir así.

—Déjamelo a mí, Enzo...

—Lamento decir que no comprendo lo que me pides —de pronto, Enzo se acerca un poco y, sin querer, aplasta el sándwich con sus zapatos. De una forma neutral, observa el desastre—. No me hables en claves.

—Valentino...

Entonces Enzo decide que lo mejor es retirarse, justo cuando lo comprende y es el dolor en su pecho que lo aleja, también el dolor de cabeza.

Sí, sabe que es egoísta porque es él quien le ha pedido espacio a Valentino y no lo ha buscado, aún viendo todo aquel nuevo comportamiento de ermitaño, pero no quiere dejarlo ir. Sabe que cualquier persona caería ante Avery, pero... lo único que sabe es que ama el tener a Valentino.

Es un basura.

—Me retiro, Avery. Procura llegar temprano a tu clase, estoy algo exahusto de que el presidente del consejo universitario me pregunte sobre tus faltas —expone, seriamente.

—¿Eres así de egoísta?

—Eres peor que yo, por desear lo ajeno.

*

Valentino abre la puerta de la habitación y el fuerte sonido lo despierta un poco, es Avery, quien estaba dormido, apoyando su espalda contra la puerta. Lo observa desde su lugar, antes de colocarse de cuclillas y ayudarlo, sobando la parte trasera de su cabeza un poco.

—Lo siento —dice. Enny maulla, para salir de la habitación de su esclavo humano y Avery realiza un ademán—. Lo siento, Avery.

—Está bien, es mi culpa por dormir —murmura un poco y observa sus gafas, yacen rotas sobre el suelo. Suspira un poco—. Sin embargo, es importante lo que veo y es que has salido de la habitación.

—¿Estabas aquí por eso? —finalmente se aleja.

Valentino ha salido de la habitación porque debe de realizar lo depósito de dinero, así como dejar las píldoras y comida a su padre, eso sin saber que Violet, su hermana, lo ha hecho ya con su propio dinero, quedado demasiado ajustada para sobrevivir ese mes.

—Por supuesto —Avery responde y Valentino mantiene sus movimientos apacibles, cuando se da cuenta de cuán indiferente ha estado siendo con el chico frente a él—. Quiero que cenes algo. No importa si volverás a encerrarte, pero sé un poco más cuidadoso con la comida.

—Tengo a Enny como reserva —bromea Valentino, inicia a rascar su cabeza con una media sonrisa, algo perezosa. 

Avery ladea la cabeza, sin despegar la vita de él. El corazón le late tan fuerte, que teme pueda ser escuchado. Sin embargo, él es totalmente bueno para esconder todo aquello y Valentino no lo nota, nadie podría notarlo.

Después del ArteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora