Después del Arte

Si me quieres

Fiorenzo nació producto de una violación. Su madre, una prostituta, fue abusada en un auto caro, penetrada por más de cinco hombres, seguidamente. La mujer, vivía con sus amigas de oficio de compañía. No había dinero para un aborto, y los clandestinos daban miedo, ella podría morir. En fin, cuando Enzo nació, ella supo que era el hijo del principal hombre, ese que reía cuando le metía el miembro en la boca y sus amigos abusaban más de ella. Azabache, de grandes ojos como los de ella. Como lo odiaba.

Las mujeres estaban rotas, tanto fue su odio por el suceso pasado, que sus desahogos pararon en Enzo. Quemaban cigarros sobre su piel cuando se les venía en gana, escupía sobre él, le pegaban, abusaban verbalmente y sexualmente de él con palos, verduras e incluso dildos. Un niño, que cuando fue rescatado, duró meses en recuperación por desgarros, su cuerpo no estaba hecho para eso.

Equivalente a sus horrores de infancia, Enzo nunca había sentido atracción sexual para nadie, sentía que lo contaminaban cuando lo tocaban, por lo mínimo. Los únicos libres de tocarle eran Ethan, Angelo o Ginger, algunas veces Alessandro. Entonces, ¿Por qué había avanzado ante el toque sin aviso de Valentino? ¿Por que experimenta una reacción como una erección? Pareciendo un niño en plena pubertad, luego de ver pornografía.

Enzo apoya su cabeza en la fría pared del baño y cierra los ojos. La música suena demasiado fuerte, los efectos del ambiente se disipan en aquel espacio. Tiene segundos en los que piensa en todo y piensa en nada. ¿Qué debería de hacer? Todo su crecimiento se ha basado en alcanzar la perfección, solo desea ser recordado como alguien fuerte, un digno hijo de Ethan y Angelo Fiore. No desea involucrar a nadie en sus momentos, pero desea protegerlos a todos, y lo hace, de una manera poco correcta la mayor parte del tiempo, pero lo intenta.

Ha intentado madurar de todas las formas posibles, el hecho es que tampoco puede explicarse a sí mismo. La llegada de Valentino y la molestia completa no es del todo clara, hay cosas que simplemente no tienen explicación, pero podría ligarse al miedo de que un desconocido se adentrara en sus vidas con malas intenciones. Sabe mucho, pero al mismo tiempo todo es falso.

Su personalidad a cambiado tanto, se a forzado tanto, ha sido tan extraña, que no sabe exactamente quién es. La mención de Alessandro teniendo sentimientos por él parece ser imposible, al menos el de cabellos cenizas sabe que lo único seguro en su vida es su amor fuerte por la piel y el sexo, ¿Cómo podría hablar de amor?

Respetándolo. Respeta a Blake cuando desea estar solo, respeto a Ambrose cuando miente, respeta el circulo vicioso de Alessandro, respeta los sentimientos extraños de Stefano, las llegadas nocturnas y silencio de Avery, Harvey y sus gritos incontrolables en la oscuridad. Entonces, ¿Era eso un pecado? Intentar ayudar, intentar respetar. No deja que se excenda, claro, intenta intervenir él mismo cuando algo malo parece suceder. De todas formas, ¿Cómo es que llega un desconocido y poco a poco interviene en una rutina?

Intenta hacerlo bien, de verdad. Su posición en Saint Gerald la tomó porque su padre fue parte de ello, porque al tener padres en una posición tan alta, el mundo espera solo excelencia. Sus amigos, luego de cierta edad, fue como si se hubieran torcido y no podía juzgarlos por nada, solo quiere lo mejor para ellos.

Ser comparado con todos es difícil, es difícil crear un nombre.

En ese punto está asustado, pero no sabe cómo expresarlo, así que, su mandíbula se mantiene tensa y su mirada en un punto fijo del techo.

-Ella luce agradable -Stefano le dice a Blake, cerca de su oreja. Ambos se encuentran en la barra, en busca de tragos para las respectivas mujeres con las que bailaban-. Sin embargo, no la lleves a casa. Sería molesto despertarte mañana y verla ahí.

-En ese caso, mañana no vayas a despertarme -Blake responde y ambos se observan por unos segundos. Stefano sonríe, sin mostrar la dentadura y asiente, observando la barra y tragando-. Por ahora, disfruta de la noche y has lo que quieras. Ya no salimos tan seguido.