Ella parecía no recordar nada, nada de lo que había dicho, ni del miedo inicial que la había puesto en ese estado. Quizá era una simple negación , negación que también la había llevado a ese estado febril y delirante. John tan solo se limitó a observar detenidamente sus actitudes, sus acciones, desde sus clases, en las cuales seguía siendo excelente, hasta sus ratos escabulléndose en las oficinas para ver a Frank. Aunque no se comportaba de forma amorosa, insistía en dedicarle unos cuantos minutos al día. A veces se perdía en los pasillos de la biblioteca, observando libros ajenos a su educación actual, algunos en idiomas que ningún alumno podría comprender.
-¿Va a seguir el soldadito vigilándonos cada vez que nos vemos?-
-Es su trabajo- contesto April con frialdad, actitud que a pesar de que enfurecía a Frank ya se le había hecho costumbre.
- Hay cosas que no puedo hacer si no estamos solos- le comento mientras se acercaba insinuosamente, la piel de April se puso en alerta de inmediato al sentir la cercanía aunque no de una forma receptiva, sino defensiva.
-Solo aquel que puede dominar sus pasiones es digno de trascender-
-¿Me vas a convertir en rey?-
-¿Qué parte de mi reflexión te hizo pensar eso?- preguntó ella riendo por lo bajo- Las personas son tan divertidas a veces, no son conscientes de sus propias limitaciones-
-A veces no entiendo si realmente me quieres, el hecho es que si no es así, no entiendo por que sigues conmigo-
-Hay razones que escapan a la razón, pero si te quiero- dijo ella sentándose en sus piernas, lo que provocó que John resoplara y se diera vuelta mirando hacia la puerta. Frank sonrió arrogante al ver la evasiva actitud del guardia, estaba gozando el momento.
En los siguientes días una guerra fría se instaló en el colegio, mientras que el clima derretía poco a poco los vestigios del invierno. Frank y John parecían tener una guerra silenciosa, en la que April había quedado en las trincheras. Julia se había hecho muy buena amiga de Artemia, tanto que incluso April comenzaba a llevarse bien con ella. Al igual que Julia, también John se había encontrado cómodo con la nueva estudiante. Nadie entendía por que el odio de Alexia hacia su hermana, pero considerando que la primera no era una persona muy agradable, se hacia mas notoria la diferencia.
-Así que en realidad también pudiste ser princesa- comentó Artemia, mientras ambas primas asentían.
-Técnicamente lo fui, renuncie a mis derechos y obligaciones cuando cumplí los diez años, mis padres no me querían en esa pelea sangrienta-
-¿Y muchos de tus primos quieren robarte el puesto-
-Parece que a mis familiares se les ocurrió tener muchos hijos, pero no es algo que me quite el sueño. Tengo presente que soy la única apta para tomar el cargo y hacerme responsable de un país, eso me hace no temer a la opinión publica, sino hacerme amiga de ella-
-Hablas como en las series de épocas pasadas- Comentó Artemia y las tres chicas rompieron en risa, April se dio cuenta de que no se sentía mal tener una amiga y que a pesar de que habían áreas en las que no estaba dispuesta a perder, también quería cultivar la amistad.
-¿Por qué seguís con ese idiota?- pregunto su prima viendo a lo lejos pasar a Frank seguido de dos bellas chicas rubias que no tendrían mas de dieciséis años. La verdad es que era algo común verlo cerca de las chicas, a veces llegaba a su oficina y habían algunas haciendo preguntas tontas, o simplemente sentadas allí. No era algo que provocara celos en April, pero si era algo de lo que preocuparse.
-¿Recuerdas la lista? Él estaba, junto al chico que te acompañó al baile, por eso la escondí, por que no quería que supieras que él se encontraba allí-
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La Princesa de Hielo
General FictionUna princesa con un corazón congelado por el daño y un apuesto protector serán los encargados de liberar a una enigmática y perdida nación en medio del océano.