-Este té es un asco- Dijo April mirando a su prima Julia.
-Lo sé, no hay té como el de casa, por eso siempre digo que no entiendo el porqué de estudiar del otro lado del mundo-
-No cambies jamás una buena educación por una taza de té- le contestó ella sin quitar la vista de la ventana.
-No cambies jamás el lujo y la comodidad por esta pocilga de hace dos siglos- contesto ella revoleando los ojos.
Los ojos de April seguían perdidos en el paisaje, las hojas en la etapa final de su vida regalaban un espectáculo de colores, desde lo alto se podía ver como el bosque parecía una enorme alfombra con los colores del atardecer.
Julia arregló la corbata de su prima, que como siempre estaba ladeada hacia la derecha y ambas se regalaron una mirada de resignación.
Bajaron lentamente las escaleras de mármol hasta el enorme vestíbulo, al cruzarlo entraron al comedor, era oscuro y lúgubre, una enorme araña colgaba del centro y parecía estar en tal mal estado que tan solo un suspiro podría derribarla. A los lados, las paredes estaban decoradas con antiguos candelabros los cuales se encontraban encendidos, ya que con los años los vidrios se habían opacado tanto que la luz no se filtraba por ellos. Todos los estudiantes llevaban el uniforme perfectamente planchado, la pollera azul hasta la rodilla, camisa blanca y corbata azul con el logo del internado.
April miró a su prima con admiración, nadie en todo el salón se podía ver sexy en un uniforme tan soso, sin embargo ella continuaba acaparando la atención con su larga melena rubia y sus curvas pronunciadas. A diferencia de April el cabello de Julia siempre estaba perfectamente alisado y sin una imperfección.
<<Me niego a cepillarme el cabello>> le decía April siempre a su madre cuando esta le gritaba por ir tan alborotada, algo poco digno de una princesa.
-No se pierda eso alteza- le señalo su prima de forma satírica- este año también hace acto de presencia su lacayo-
-Matt no es mi lacayo- contestó sin perder su apacible seriedad.
Un chico alto de gran porte y seductora sonrisa se acercó a Julia insinuosamente y con una sonrisa de lado la saludó. Su expresión segura y simpática cautivó a la rubia dejándola fascinada, Julia observó por un segundo como la camisa se ajustaba en sus pronunciados brazos y le regaló una mirada maliciosa.
-Debes aburrirte mucho al lado de Mis Simpatía- le comentó sarcásticamente haciendo alusión a su prima- deberíamos salir un día-
La expresión de Julia cambio por completo, su rostro estaba entre molestia y miedo, April se dio media vuelta y miro al muchacho fijamente a los ojos, aunque él no quitara los suyos de la llamativa rubia.
-Ella es divertida, el problema es que no te da el titulo para ver esa faceta suya ¿Cómo se diría en mi país?... A si, ya lo recordé, eres del pueblo, un plebeyo más-
April esbozo una sonrisa disimulada mientras se acercaba hacia su prima, siempre iba a valorar lo buena que era para despreciar a un chico.
-Hola- le dijo a el muchacho, quien quedo petrificado al verla- es muy interesante lo temerario que eres, aunque no deberías llevarlo como una virtud sino más bien como un defecto.- recito de forma pausada- En mi país por solo hacer alusión a mi, sin ser un alago, te condenarían al fusilamiento. Así que espero que tengas un sueño ligero, no vaya a ser que despiertes en el sitio equivocado... si es que llegas a despertar-
De repente un hombre robusto y de barriga prominente se acercó al altercado entre los tres chicos. Miro con desaprobación al muchacho rubio, de una manera inusual. Al dirigir su mirada a la fría chica que parecía estar emocionada por el terror causado su expresión cambio completamente, como si volviera a su amargura habitual.
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La Princesa de Hielo
General FictionUna princesa con un corazón congelado por el daño y un apuesto protector serán los encargados de liberar a una enigmática y perdida nación en medio del océano.