Capítulo 12) Doble cara

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Julia: 

Siempre había sido muy fan de la película "la mascara de hierro" esa en la que un principe arrogante y malicioso tiene un hermano gemelo cordial y amable. Me gustaba pensar que todos en el mundo tenemos una contra parte, buena o mala, de nuestra propia persona, algo asi como el ying y el yang para los orientales. Es muy difícil imaginar, cuando uno conoce a una persona, como sería su contraparte. Como se vería, como actuaria frente a las situaciones y circunstancias. Pero es mas difícil aun, cuando te toca imaginar a esas dos personas, la buena y la mala, dentro de un mismo cuerpo. 

Me quedé petrificada al ver a April correr a toda prisa a través del corredor de salida, Las intermitentes luces blancas le daban a aquel tétrico pasillo un aspecto parecido al de la sala de un hospital abandonado y viejo. 

Casi me choco de bruces contra el cuerpo petrificado de mi prima, quien se habia detenido en el hall mirando fijamente las puertas abiertas, algo para nada normal en medio de una nevada.

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Una hermosa pero desalineada chica estaba parada frente a ellas, mientras detrás dos funcionarios de uniforme gris volvían a trancar la enorme puerta de madera. 

La chica tenia el cabello rizado, la piel morena y la mirada insolente, llevaba puesto un buzo de deporte que dejaba ver su perfecta cintura y su marcado abdomen, combinado con un ajustado jean. 

-Hola, mi nombre es Artemia- dijo con una voz dulce y amagada, lo cual mitigaba su acento latino. 

-¿La hermana de Alexia?- preguntaron las dos chicas a la vez, sin poder salir de su asombro. 

-No me van las etiquetas- contesto revoleando los ojos. Era como la típica chica rebelde de las películas, esa que poco le importaban las opiniones del resto y que jamás temía decir lo que pensaba. 

-Te estábamos esperando- dijo Julia fingiendo entusiasmo. La chica miró de reojo y de dé repente tu expresión cambio por completo, su rostro desinteresado y serio ahora reflejaba asombro, sus mar4cados estaban ligeramente separados e incluso sus enormes ojos parecían querer salirse de sus cuencas. 

John estaba de pie junto al árbol navideño y las luces de colores reflejaban en su rostro y en las medallas de su uniforme, ya que todos se habían enterado de que realmente era un guarda espaldas y no una estudiante mas, ahora simplemente se limitaba a usar su uniforme a todas horas. 

-¿Viene de familia lo de enamorarse de mi custodio?- resopló April. 

-Que insolente- respondió la chica con hastió. 

El aire se volvió espeso, las miradas parecían lanzar veneno allí donde se posaran. John se mantenía rígido , como si nada de lo que pasara a su al rededor lo perturbara, aunque su expresión denotaba cierto nerviosismo, algo que no había sucedido con Alexia. 

-Uniforme mata galán- dijo Gastón entre risas mientras cruzaba el hall sorprendiendo a todos con su presencia. 

-Bien... te acompañamos a tu habitación, ya que vamos a dormir juntas- dijo Julia resoplando por el incomodo momento. 

La habitación se había reducido extremadamente al agregarle una tercer cama, Artemia recorrió contemplativamente con la mirada cada detalle del pequeño cuarto con vista al mar, sin embargo no se quejo ni por un minuto. A pesar de todo parecía ser una chica sencilla, su hermana hubiera puesto el grito en el cielo solo de saber que compartiría cuarto. 


Las pruebas finales estaban a la vuelta de la esquina y no había festividades que las detuvieran. Ya no era normal ver a los estudiantes por los pasillos y la mayoría se saltaba alguna que otra comida, todos cargaban con enormes ojeras bajo sus ojos y pesados libros en sus brazos. La biblioteca se había convertido en el sitio mas popular, y no cerraba hasta altas horas de la noche. April caminaba por los pasillos y sus tacones hacían eco por todo el lugar, afuera el viento era fuerte y provocaba un sonido sombrío en las ventanas junto a la cúpula. El lugar era antiguo y colosal, repletos de libros, viejos y nuevos, grandes y pequeños, ordenados por materia en enormes largas estanterías que convertían aquel gran espacio en una especie de laberinto. Se dirigió a los pasillos del fondo, con el afán de provocar menos ruido al caminar, los ultimo pasillos aun mantenían su piso original con opacas baldosas beige, verde y bordeau, formando grandes dibujos y arabescos. 

April tomó un antiguo libro de física y se sentó en un pequeño banco contra la pared final de la biblioteca. 

-¿Problemas con Newton?- preguntó una voz familiar. Frank estaba de pie frente a ella, tan espectacular como siempre, a pesar del frio llevaba solo una fina camisa remangada y su cabello rubio brillaba bajo la tenue luz blanca. 

-Leí a Newton a los siete, solo ayudo a mi memoria- respondió ella con tono arrogante. 

-Parece que tu educación en tu reino fue excelente- comento el sentándose a su lado, lo cual provoco que los sentidos de April se encendieran de inmediato. -Se que no he estado bien, pero también se que merezco otra oportunidad- 

Su expresión no acompañaba a sus palabras, se veía relajado y desinteresado, pero se enunciaba arrepentido y rogante. April por otro lado se encontraba dubitativa, todo lo posterior a esa noche había sido un caos. John no le hablaba, Frank en realidad si tenía sus razones para estar celoso y enfadado, ya que ella estaba intentando seducir a su custodio. Pero luego el incidente con la chica del comedor, por esa mínima razón April no podía decidirse. Nada parecía tener mucho sentido. 

-El error fue mío, esa noche me du cuenta de que mi titulo no es algo que cualquiera pueda soportar y con esto no intento excusarme- 

-Volvamos- 

-¿Volver' nunca tuvimos nada serio- contesto ella con ceño fruncido, lo cual hizo desaparecer la pequeña sonrisa del rostro de Frank.

-En alunas ocasiones no se diferencias si eres cruel o, simplemente, demasiado sincera. Sin embargo, eres especial y no por ser princesa- 

Ella esbozo una sonrisa de lado y luego se acercó a él para besarlo en la mejilla. 

-Esta bien- contestó seriamente y se fue caminando con paso tranquilo.


La Princesa de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora