Capítulo 24) Sin salida

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-¿Los viste?- pregunto su prima mientras la socorría con el vestido. 

-¿A quienes? No tuve tiempo ni de dar un paneo general, solo pude agachar la cabeza y huir- 

-Tu padre debe estar elucubrando planes grandes, hoy nos honran con su presencia tres invitados de Agramon, son ellos quienes te esperan en el salón, los demás son solo circo-

-¿Por que vendría gente de esa espantosa isla? ¿Intentan declarar una nueva guerra? Seguro se aburren sin tener conflicto con su propio archipiélago-

Julia no tenía mucha mas idea que ella, a pesar de haberla esperado junto con esas personas por treinta minutos. También tenía ese tipo de predicciones, Agramon era una nación caracterizada por la violencia y la tecnología de avanzada, la cual claramente solo era utilizada para crear nuevas armas inteligentes y destructivas en demasía. Cuando ambas volvieron a entrar al gran salón April sonrió cordialmente, avergonzada, y camino con temor hacia su padre. 

-Padre- dijo a modo de saludo acompañado de una reverencia. 

-Invitados- anuncio él sin reparar en su saludo- La princesa April, de Dromania- 

Él parecía orgulloso, pero no como un padre que presenta a un hijo, sino como un deportista mostrando su trofeo de primer puesto. Era irritante para April que ni siquiera hubiera reparado en que no la veía hace meses,  tampoco en todo lo que había pasado en esos meses. 

Los invitados eran algo fuera de lo común, la etiqueta en Dromania era primordial, todos los ciudadanos eran bastante refinados y trataban de mantener la elegancia como algo cotidiano.  A diferencia de ello, el peculiar trío llegaba imponiendo modas de una cultura en extremo distinta a la suya. April fijo su atención en el chico de en medio, seguramente él tenía un cargo o titulo importante, ya que sus acompañantes estaban un paso por detrás de él. Su cabello era negro azabache, un tanto ondulado y desalineado, misteriosos ojos y un aro plateado incrustado en su labio inferior. Su piel era blanca como la de una fría muñeca de porcelana, no poseía ninguna imperfección, ni siquiera un lunar. Vestía pantalones negros justos y una remera amplia del mismo color. A su izquierda un muchacho fornido de amplios hombros y labios carnosos, decoraba su cabellera con un moño enorme compuesto por sus rastas. Su piel bronceada y sus ojos verde aceituna le daban un aspecto único. Llevaba puesto un short que se veía bastante formal en comparación a sus compañeros y una camisa estampada de colores estridentes que "podría ser peor" pensó April. Para finalizar La chica de la izquierda tenía un rostro de facciones duras, aunque se parecía al chico de las rastas, su gesto era severo. Vestía un pantalón repleto de bolsillos y una camiseta de tirantes ceñida al cuerpo. A diferencia de el otro chico su cabello estaba sujetado en una larga cola de caballo y caía lacio por su espalda. 

-Encantado de conocerla princesa, no se me habían informado de su inmensa belleza- 

-Que bueno, espero que hayan mencionado cualidades mas dignificantes que poseer un buen estilista- 

-April- la reprendió su padre por lo bajo. 

-Es un placer conocerlos, mi nombre es Julia, yo soy la prima de April- 

-Mi nombre es Park, ellos son Nerea y Ness, mis guardias- 

-Le agradecemos su hospitalidad y amabilidad princesa- dio Ness y ambos hicieron una reverencia que se vio sumamente forzada. 

April se volteo a ver a Jhon pero el ya no se encontraba allí, sintió un vacío en la boca del estomago y el aire comenzó a hacer falta. Temió que el se enojara, media cada acción por miedo a molestarlo últimamente y eso no la dejaba en una posición cómoda. 

-Invitados, lamento la demora, ahora si. Los he reunido aquí en el Palacio el día de hoy, no solo para recibir a mi querida hija, que luego de prepararse vuelve a sus obligaciones de princesa, sino tambien para anunciarles el compromiso de su princesa con el principe Park- 

-¿Qué?- gritó ella y su potente voz resono en toda la sala. 

-April, compórtate- le advirtió su padre y ella se acercó a él desafiante. Era mucho mas alto que ella, así que levanto la mirada para cruzarse con la enfurecida expresión del Rey, luego infló el pecho de aire y salió caminando. Atravesó la sala como si detrás de ella dejara un granada a punto de explotar, y lo hizo orgullosa. 

Alguien golpeo a su puerta y trató de abrir sigilosamente, de manera que si np quería recibir a quien venía podría cerrar la puerta y reducir sus posibilidades de entrar a la habitación. 

-¿Qué haces acá?- preguntó ella con expresión indignada al ver el perfecto rostro del príncipe Park.

-Vengo a disculparme, creí que sabía del arreglo de su padre con mi madre- 

-Ya ve que no- Contestó tajante intentando cerrar la puerta, pero el pie del príncipe se lo impedía. 

-Comprendo su frustración por que estamos exactamente en la misma situación, un matrimonio por conveniencia no es lo mejor y menos aun lo que uno espera, pero es lo que nos toco princesa y le prometo por mi vida que haré todo lo que esté a mi alcance por ser un bue esposo y un mejor Rey- 

-¿Rey? ¿Vida? Me parece que usted, Príncipe Park, está utilizando términos que no solo le quedan mal, sino que no tiene la propiedad para llevarlos en su lenguaje- 

Esta vez no importo para nada las trabas del príncipe ni lo pesada que fuera la puerta, April empujo un poco al príncipe y la cerro con fiereza. Quería echarse a la cama a llorar, era sabido que de nada servia su maltrato al príncipe presuntuoso, al fin y al cabo se casarían y ella no podría hacer nada para evitarlo. 

Unas cuantas ideas disparatadas se le cruzaron por el pensamiento, ante la desesperación de tener que pasar el resto de su vida con un hombre al cual no amaba y peor aún, por el que no tenia ni el mas mínimo respeto. Morir, abdicar, fingir un secuestro, esa la descarto de inmediato, ya que en el momento de sufrir un secuestro la mejor idea de su padre fue casarla con la potencia bélica del archipiélago. También podía quedar embarazada de otro hombre, aunque se negaba a estar con alguien que no fuera Jhon, y esperar un hijo suyo le causaría la muerte a él, además con seguridad el príncipe Park fingiría que es suyo y no solo tendría que casarse con él sino que también debería jugar a la familia feliz. 

Dos toques secos en la puerta la exhortaron de sus pensamientos y le provocaron un bufido. 

-Ya te lo dije, no quiero verte- gritó ella pensando que eran Park nuevamente o su padre, para ambos el comentario era válido. Pero la puertas se abrió y revelo un rostro distinto. 

-Jhon- dijo ella en forma de suspiro. El guardia cerró la puerta tras el, se veía nervioso y April entendía el por qué-.

-Lo siento- dijo el con la mirada al suelo mientras caminaba con paso firme hacia ella. La tomó de la cintura y la llevo contra la pared. 

-Yo no quiero casarme con él- dijo April en tono de suplica, deseaba que el la rescatara de este lió también. 

-Lo se  mi amor, lo se- le contestó acunando con su mano la mejilla de la princesa. Ella sintió que el corazón iba a salirse de su pecho al escucharlo hablar de esa manera, al sentir su tacto dulce y delicado.  Con su nariz acaricio la de ella, no como un acto de ternura, sino replanteándose si debía seguir mas allá o no, las consecuencias eran terribles ¿Valdría la pena?

La respiración de April se agitaba con su cercanía, era fuerte y rápida, lo cual convenció a Jhon de que valía la pena perder la vida en sus brazos. 

-Juré protegerte con mi vida de cualquiera que quisiera hacerte daño o se acercara a ti, jure dar mi vida por la tuya y no tuve ni la mas mínima duda al hacerlo, y hoy te juro por mi vida que lo haría mil veces mas- dijo él agitado y sin mas la beso, no fue un beso dulce sino desesperado, prohibido, pasional, sus manos deslizándose por su espalda, las de April rodeando su cuello evitando a toda costa que se separara de ella. 

-Jhon- grito una voz tras ellos. 

-Padre- 

La Princesa de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora