Capitulo 11) El monstruo bajo la cama

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¿Quién está realmente loco? Se preguntó April mientras miraba caer la nieve por la ventana de su habitación. El frío no cesaba y a estas alturas seguramente habría ya unos dos metros de nieve acumulada. La locura era aquello con lo que la sociedad justificaba el actuar distinto de una persona, si no actúa dentro de las leyes de normalidad es  por que, claramente, está loco. Pero realmente era algo tan superfluo la locura, ¿una simple concepción social? ¿una simple critica al otro ya te convertía en loco?

April no podía olvidar la expresión de terror que tenia la chica cuando se les acerco para advertirles, sobre algún tipo de peligro que desconocían. Solo podía recordarse a si misma de pequeña cuando recordaba los ojos aterrados de la chica. 

Cuando había cumplido cinco años su hermano había sido internado en un hospital mental por su padre, aunque su madre luchaba incesantemente contra esa decisión, April sabia que era lo mejor. Su hermano solo le hacia daño a los demás y a si mismo, pero ahora esa mirada le provocaba un sentimiento de culpa avasallante. No se decidía aún, pero sabia que lo que su madre y su padre habían hecho con ambos estaba rotundamente mal. Su padre quería dos súper soldados que supieran de estrategia, de lucha, de armas y fueran extremadamente inteligentes, dos posibles regentes mas que preparados para la revolución anti-monárquica que se estaba dando en su país. Y su madre, una psicópata sin remedio, los quería sin sentimientos al igual que ella, cumpliendo con sus hijos todo tipo de morbos, como beber sangre de un animal recién muerto o torturar a los presos de los calabozos del castillo, siempre se había dicho a si misma que su madre había viajado al futuro desde la época medieval. 

-¿En qué piensas?- le preguntó su prima anunciándose. 

-No puedo borrar la mirada de esa chica de mi mente- dijo con la vista aun perdida entre el paisaje nevado y montañoso. 

-Es un poco extraño, pero ¿Sabes a que me recordó?- preguntó e hizo una pausa para corroborar que poseía la atención de su prima- Cuando decías que había un monstruo en tu habitación que te traía muertos por la noche, tenias el mismo aspecto, esa mirada de horror y las manos temblorosas- 

-Era mi hermano y traía animales muertos por la noche, por eso mi padre lo interno en un psiquiátrico- 

-Pero, la pregunta es ¿Quiénes son los monstruos de está chica?- 

-No lo se, pero estoy segura al cien por ciento de que existen- 

-Hay que averiguar quien le hizo daño, hay que encontrar a "los dos hermanos"- dijo su prima sacando un teléfono celular antiguo, April la miró dubitativa y luego observó el aparato que parecía patrimonio histórico. 

-¿Cómo vas a hacerlo con ese vejestorio? es imposible saber quienes son esos dos hermanos, hay por lo menos dos docenas de hermanos que vienen juntos al instituto- 

-Tenemos que hablar con la única persona en todo este lugar que nos puede dar información- 

-No vamos a hablar con Frank, viste como se mostró con relación a la chica- 

-Hablaba de Gastón- le contestó su prima como si fuera una obviedad, la expresión de April fue mas allá del asombro, Gastón era hijo de uno de los capos de la droga mas grandes de Rumnia, un país además excesivamente rico, tenía impunidad frente a un montón de asuntos por simplemente poseer esa nacionalidad y si le sumabas el ejercito personal que poseía su padre, la dificultad aumentaba. Julia escribió un mensaje y unos veinte minutos mas tarde dos golpecitos sonaron contra la puerta de su habitación. 

Julia tuvo una pequeña charla con él, hubo momentos serios, momentos de risas he incluso algún que otro coqueteo. April a veces olvidaba lo social que era su prima, y su gran capacidad para gustarle a todo el mundo, era como un gran imán que atraía a la gente y cualquiera quería ser su amigo. 

El aspecto de Gastón era sumamente cuestionable, andaba desgarbado, con ropa deportiva y su cabello rubio ceniza enmarañado y largo; se notaba claramente que su padre tenía mucho poder, el aspecto pulcro y alineado en el instituto era una regla clave. Su rostro con grandes ojeras y labios pronunciados de un color rosa vivo también eran una muestra de la mala vida que llevaba, un pircing negro adornaba su ceja, cortada estéticamente en tres y su mirada perdida paseaba de un lado al otro de la habitación. 

Él concluyó la charla con una sonrisa y asintiendo con la cabeza, luego, sin percatarse siquiera de que April estaba también en la habitación, se marcho. 

-Él va a encontrar los archivos por nosotras, es un excelente hacker- comentó Julia con entusiasmo. Parecía tan emocionada con todo lo que estaba sucediendo, algo que April no podía comprender del todo. 

Dos días pasaron antes de tener noticias del misterioso chico hacker, Gastón ni siquiera se había aparecido por las clases, y ambas chicas se dieron cuenta de que en realidad no acostumbraba a ir muy seguido. "Debe ser una especie de genio para salvar las pruebas sin ir a clases" había comentado Julia una tarde mientras conversaban. 

Las clases en Saint Agnes eran excesivamente difíciles, incluso los profesores y decanos de las mejores universidades del mundo decían continuamente que sus alumnos llegaban sobre calificados para la facultad y la mayoría podía comenzar en años mas avanzados. 

En la hora del almuerzo, todo el comedor comentaba sobre la vuelta de Alexia a clases y algunos se divertían apostando sobre cual iba a ser el castigo aplicado a April por humillarla en el baile. Alexia caminó con aires de grandeza hacia la mesa donde se encontraban Julia y April, las cuales, aunque se encontraban solas tenían la atención de todo el alumnado. 

Se sentó con una amplia sonrisa, su piel estaba impactante y sus prominentes labios tenían un color bordeau que intimidaba. 

-Había planeado varios tipos de tortura para hoy, como saben no permito que nadie me desafié y aunque seas de la realeza no hay excepciones. Sin embargo, resulta que mi hermana menor viene al instituto hoy ¿Quién lo diría? En tiempos de nevada... ella es muy consentida por mi padre, así que como disculpa quiero que no le digan nada malo sobre mi, y que la acepten en su habitación-  

-Nuestra habitación tiene capacidad para dos personas- 

-Eso ya está arreglado con el director, siempre me hago cargo de todo- 

-¿Qué te hace pensar que me das miedo?- le preguntó April discretamente evitando que todo el comedor escuchara. 

-Estas jugando con fuego niñita- le dijo ella acercándose  violentamente. 

-Esta bien- intervino Julia intentando calmar el alboroto- vamos a recibir a tu hermana, seguro es tan amable como vos- dijo sonando tan sincera que April casi se lo cree. Julia tenia una capacidad innata para decir lo que los demás querían escuchar y sonar fehaciente. 

-Barbie, es mi turno de conferencia- le dijo Gastón que ocultaba su perdida mirada bajo la capucha. Con un gesto desagradable Alexia se aparto y salió del comedor contoneando sus caderas. 

-¿Tenes lo mío?- Le pregunto Julia con voz seductora. 

-Siempre cumplo- contestó él y le entrego un arrugado papel manchado con bolígrafo rojo. Inmediatamente su prima deslizó un sobre a lo ancho de la mesa hasta que instintivamente este agarró y  oculto en el bolsillo de su suéter. Sin poder respirar April y Julia desdoblaron el roñoso papel y comenzaron a leer la lista de nombres garabateados con una pésima caligrafía, se detuvieron unos segundos en los primeros dos nombres "Alexia y Artemia". 

-Así que ese es el nombre de nuestra nueva compañerita de cuarto- le reprocho April a su prima. 

-Eso no importa, no es el perfil que buscamos- 

-Si no fuera por que ella va a llegar recién, serian mis principales sospechosas de volver loco a alguien- 

La lista era menos larga de lo que pensaban, tan solo siete pares de nombres alineados se encontraban en el pequeño trozo de papel, pero tan solo un par de nombres llamo la atención de Julia y April. Al final de la lista, y como si alguien quisiera ocultarlo tras una pequeña letra decía: 

Frank H y August N. H.

-No lo puedo creer- 

-Tiene que ser él, por eso se la llevó así- Dijo April y salió corriendo a toda prisa del comedor. 


La Princesa de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora