April:
Mi pulso se aceleraba cada vez más, tenía miedo y Frank lo estaba empezando a notar, no se me ocurría que decir para poder disimular aquellas emociones que no dejaban de fluir en mí. Las manos comenzaron a sudarme y en ese momento me di cuenta de que no podía seguir esperando, aunque mi moral me pedía que siguiese adelante con mi investigación, mi obligación era hacerme a un lado y cuidarme por mi país.
-Te llame para decirte algo importante- dije dando un paso atrás para evitar la cercanía.
-Qué bueno que estamos en sintonía- contestó él con una sonrisa siniestra. Ahí lo supe, aunque quisiera negarlo había despertado al monstruo que aquel chico llevaba dentro, aquel pepe grillo que en vez de consciencia buena era una consciencia enferma y violenta.
-Quiero terminar con lo nuestro- dije sonando cortante, quería mostrarme segura, era lo mejor que podía hacer frente a una persona que estaba acostumbrada a salirse con la suya. No iba a mostrarme como la niña sumisa, jamás seria la presa perfecta.
Varias emociones pasaron por su mirada, y por unos momentos se mantuvo en silencio, pensativo. Yo estaba expectante a su accionar, sentía que en cualquier momento se abalanzaría contra mí con furia y violencia, aunque mi cuerpo seguía en una posición neutral, como si no hubiera ningún tipo de problema.
-Vos vas a dejarme cuando yo quiera que me dejes- me contestó serio y luego comenzó a reír como un loco, su carcajada cínica me paralizo, me sentí indefensa ante su impredecible actuar.
Posó sus grandes y pesadas manos en mis hombros haciéndome recordar lo pequeña que era, él me llevaba por lo menos treinta centímetros de ventaja, quizás más. Sus enormes ojos celestes se clavaron en mi atemorizada mirada dejándonos frente a frente. Una sonrisa de lado se dibujó en sus labios y luego todo se volvió difuso. En cuestión de segundos me había empujado bruscamente contra la pared, dejándome atrapada entre la ventana y el armario. Con una mirada de desprecio me dio una bofetada tan fuerte que había partido mi labio, el sabor a sangre inundo mi boca y el golpe dolía tanto que sentía la piel de mi cara punzar. El corazón parecía salírseme del pecho y mis ojos derramaban lágrimas por el dolor.
-¡Suéltame!- grité, pero eso solo lo enfadó más y provoco que su presión fuera más fuerte aún.
-Tú no mandas, estas muy lejos de casa princesita, aquí mando yo. Y presiento que me voy a divertir montones contigo- dijo con un tono de voz grave y casi susurrada.
No podía hacer nada, estaba totalmente paralizada por el miedo y el dolor, aquel enorme chico me movía como un costal de huesos y yo sentía que miraba aquella escena desde fuera. Su espíritu violento me había aletargado y aunque supiera mil maneras de soltarme de su amarre e huir, mi cuerpo no parecía responder a mis impulsos. Me alzo en brazos y con furia me aventó sobre la cama, la parte trasera de mi cabeza golpeo fuertemente contra la pared ocasionándome un leve mareo. La vista se me nubló pero podía ver que Frank cerraba la ventana y trancaba la puerta.
-Hagas lo que hagas, no vas a salir impune- dije con la voz quebradiza. Él me miro unos segundos mientras se deshacía de su camisa -¿Cuál es tu truco para que no te atrapen?-
A pesar de mis palabras, las cuales intentaban ser un ataque aunque notoriamente había fallado, Frank parecía no oírme, parecía perdido en su enfermo personaje alterno.
Ya casi no poda respirar, su mano oprimía mi cuello, la sonrisa siniestra que se había dibujado en su rosto me hizo recaer en que realmente estaba disfrutandolo.
El sentía placer al infundir dolor, o quizá el simple hecho de tener el control lo hacia feliz, aquella disyuntiva no era algo que pudiera esclarecer en este momento.
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La Princesa de Hielo
Fiksi UmumUna princesa con un corazón congelado por el daño y un apuesto protector serán los encargados de liberar a una enigmática y perdida nación en medio del océano.