Capítulo 13) Delirantes

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April

Subí las escaleras con desgana, mis piernas pesaban mas de lo normal, sentía nauseas y mi cabeza parecía estar a punto de estallar. Cuando por fin llegue al pasillo de mi habitación oí un par de voces tímidas, pertenecían a un hombre y una mujer, pero no podía percibir mas que eso. A medida que fui acercándome a la puerta pude distinguir dos figuras apoyadas en el umbral, pero mi vista estaba borrosa y no me permitía ver sus rostros con claridad. Abrí y cerré mis ojos reiteradas veces buscando quitar la nubosidad que bloqueaba mi visión y cuando por fin pude ver, una punzada se instaló en mi pecho y un apretado nudo oprimió mi garganta. 

-¿Te encuentras bien?- Preguntó Artemia acercándose mas a mi, pero yo no podía quitar la mirada de los dulces y expresivos ojos de mi guardia real, su aspecto rígido y tosco quedaba opacado por su transparente mirada, sus ojos siempre parecían un antiguo poema de amor. 

-Volví con Frank, así que no intentes matarlo si lo ves cerca- dije lo mas fulminante que mi estado de salud me permitió. Con la dignidad que me quedaba abrí l puerta y me adentre en mi habitación rápidamente. 

-Que intensa...- escuche decir a Artemia- ¿De verdad es una princesa? ¿De verdad eres su custodio? Parece un cuento- 

-Somos amigos desde pequeños, mi padre es el primero al mando y guardia personal del Rey, así que no es tan rígido como parece- 

-¡Wow! tu pueblo debe ser como las películas- 

-Es un país bello- se limitó a decir, mientras yo no salía de mi asombro, hace muchos años que no lo escuchaba hablar con tal fluidez y tranquilidad. 

-Voy a entrar, estoy segura de que ella no se encuentra bien- contesto ella y seguro le estaba sonriendo como tonta y mirándolo a esos bellos ojos rasgados. <<Puaj>> "¿Quién se cree? ¿Madre Teresa? De seguro está fingiendo para quedar bien ante él" <<Bitch>> 

Cuando vi el pestillo girar fingí estar dormida, no quería mantener una charla con esa timadora, mucho menos sintiéndome tan mal. Podía sentirla acercándose, miré de reojo y estaba comprobando que mi prima estuviera dormida, por un momento me asuste, "seguro va a intentar ahogarme con mi almohada" pensé. 

Posó su mano fría sobre mi frente y sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, nadie jamás había tocado mi rostro para sentir mi temperatura, mi madre y padre no se ocupaban de esos asuntos, y los médicos tenían prohibido tocarme, al igual que cualquier ciudadano de mi pueblo. Seguramente le corten la mano por su indiscreción. 

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-Julia- llamó reiteradas veces Artemia buscando despertarla, la chica se rindió luego de varios intentos y se incorporó en la cama -Está hirviendo en fiebre- le comunicó alarmada. 

April abrió los ojos, abandonando su pantomima y balbuceo "Estoy bien" aunque habría sido imposible entender tales palabras.

-¿Qué hacemos?- preguntó Julia aun saliendo de su ensoñación, estaba nerviosa mientras observaba a su prima balbucear con los ojos entreabiertos y el rostro cubierto de gotitas de sudor. 

-Hay que llamar a un medico ¿Qué mas?- le dijo Artemia como una obviedad mientras buscaba en su desordenado equipaje algún teléfono celular. 

-No puede ser atendida por cualquier medico, incluso habría que verificar que el termómetro no traiga ningún tipo de veneno, eso llevaría días y no hay nadie que pueda llegar hasta aquí por la nieve. Además del detalle de que cualquier persona que toque a la princesa de Dromania estará condenado a la muerte química- 

La Princesa de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora