Final

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—Hola—esa palabra. Un inocente saludo, nada más que eso. ¿Cómo debería reaccionar?—¿Puedo besarte ya? 

—¡Maldición, Darren!—me acerqué para besarlo y abrazarle muy fuerte. Sentí su aroma y su cuerpo, parecía mucho más fuerte ahora. 

Estaba a las afueras de mi escuela, poniéndome en marcha para ir a casa después de un largo día de clase. 

—No podía volver antes, lo siento mucho—él también me abrazaba, mi cabeza descanzaba en su pecho y una de sus manos acariciaba mi cabello—, no sé cómo te va a parecer esto, pero resulta que... me escapé del Infierno. Así que me están persiguiendo, pero no se las he dejado fácil, eh. No me encontrarán. 

—¿Cómo que te has escapado? 

—Debes ver algo diferente en mí desde ahora, ¿aún no lo notas, verdad?—me separé de él y le miré en detalle. La primer diferencia era su cuerpo, parecía que su masa muscular había aumentado considerablemente. También se veía un poco más alto, pero quizá fuera efecto del cambio en su cuerpo. Su piel pálida y ojos grises seguian igual. 

—No estoy muy segura sobre a qué te refieres, lo siento—Darren puso los ojos en blanco y se cruzó de brazos. Me miró con cierta diversión y luego soltó una risilla. 

—Claro, es verdad. No puedes verlo ahora mismo. Vamos a un lugar más privado. 

Sin dar tiempo a algo más, Darren caminó e hizo un ademán para que le siguiera. De pronto empezó a correr e ir más rápido y yo tuve que acelerar también para alcanzarle el paso. Entramos a un callejón vacío. Darren se adentró más en él y luego de unos pocos pasos, volvió a quedar mirando de frente a mí. 

—Ahora, sí no eres capaz de notar esto—comenzó a decir—, es que tienes serios problemas de vista, cariño. 

Mantuve una actitud seria y expectante. Mis ojos solo lo miraban a él. No estaba jugando, eso era obvio y lo fue todavía más cuando en menos de un segundo enseñó unas enormes, fuertes y bellísimas alas de un profundo color negro. 

—¿Y bien, qué te parece?

Tenía los ojos muy abiertos y estaba quieta. Las alas desprendían un brillo plateado y se movían de forma armoniosa. Luego de mirarlas bastante, me dispuse a acercarme. Quise tocarlas, pero no estaba segura de sí podía hacerlo. 

—Adelante, hazlo—dijo Darren, adivinando las intenciones de mis movimientos—, eso sí, debes saber que me pasan cosas cuando tocas ahí. 

—¿Qué?—estaba incrédula y muy asombrada, por supuesto él solo estaba bromeando y rió ante mi expresión de desconcierto. 

Eran preciosas, de textura suave, pero resistentes. Era increíble. Darren se veía todavía más hermoso. 

—Al parecer mi sacrificio por Fénix conmovió el poder de alguien que me observaba, una entidad diferente a de dónde vengo yo. Quiso ayudarme, pero estoy bastante jodido como para volverme un Ángel, así que terminé en este intermedio. ¿Qué opinas? Genial, ¿no? 

—Entonces... ¿ahora eres una especie de Demonio y Ángel?

—Hmm sí, algo así. No puedo ir al Paraíso, por supuesto y el Infierno es de dónde huí. Por ahora... no estoy muy seguro a dónde pertenezco. 

—¿El mundo de los humanos comunes y corrientes no es suficiente para ti?—bromeé. 

—Estás tú, así que... mientras quieras estar conmigo, esté será el lugar correcto. 

Tomé sus mejillas y las apreté un poco con mis manos. Estaba siendo demasiado lindo, podría explotar en cualquier momento. 

—¿Qué clase de respuesta ha sido esa?—se quejó él, puso el entrecejo fruncido. Eso me hizo sonreir. 

—Oye. 

—¿Qué?—su cejo se frunció aún más y se cruzó de brazos.

—Te amo. 

La expresión le cambió al instante. Sus cejas se relajaron y sus labios dibujaron una sonrisa. 

—Te amo—dijo, esta vez él. Me abrazó y en conjunto sus alas me rodearon, parecía que la luz se había apagado y sólo podía verlo a él. 

—Eres hermoso—susurré antes de besarlo. Sentía que me enamoraba todavía más de Darren. 

—Construyamos lo que queda de nuestra historia juntos, ¿vale? Aunque no puedo prometerte que será tranquila... Voy a mantenernos a salvo. 

—Y yo también. No olvides que incluso estuve en el Infierno una vez. 

—Cierto, eres increíble. 

Estaba muy feliz. Había pasado unas horas terribles desde que Darren había desaparecido. Aunque intentaba calmarme, era casi imposible. Me había repetido a lo largo de todas esas horas que tenía que confiar en él, se lo había prometido, pero la incertidumbre de no saber nada me ponía loca. 

Al fín ya todo estaba bien, me sentía en calma de nuevo. 

—Oye... deberíamos ir a ver a Peter—sugerí. Mi pobre amigo debía de estar muy preocupado aún—Luego de la última vez, quedó algo inestable, le hará bien saber que ya has vuelto. Y aún nos debe una salida a comer. 

—Cierto. Y realmente tengo mucha hambre... ¡Vamos!

Es gracioso pensar lo mucho que antes rechazaba la idea de sentirme enamorada. Quizá le tenía miedo, para ser sincera. El amor a mis ojos nunca se ha visto como algo sencillo, pero... No lo sé, aun pienso que asusta un poco y sigue pareciendo algo extraño... la diferencia es que, a pesar de eso, quiero seguir aquí, justo cómo se están dando las cosas, con Darren. 

Entonces, supongo que...

Está bien enamorarme ahora, después ya me preocuparé por lo que pase luego.  

𝓔𝓵 𝓯𝓲𝓷

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Confía En El DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora