Capítulo 17: Revelando Secretos

3K 373 93
                                    

La última vez que pasé un momento agradable con mi padre fue hace muchísimo tiempo. Tal vez hasta más de un año incluso. No estaba del todo segura y sólo a veces me sentía capaz de admitir que le extrañaba. 

Llevaba el corazón roto desde que había descubierto las mentiras que papá guardaba. Como hija de un gran detective, tuve que enterarme a partir de las pistas que no fue capaz de esconder. Incluso hoy en día mi corazón duele. Él no es la misma persona que yo solía amar, pero en realidad ¿alguna vez lo fue o simplemente yo le veía con los ojos de una hija que amaba a su padre a la forma incondicional? Tal vez siempre fue aquello que no quería ver y escondí todo eso de forma inconsciente para no hacerme daño. 

¿Por qué debería de sentir empatía o compasión con quien no la tuvo por mí? No creo en las estupideces de ser una mejor persona. Fui herida y todavía duele. No puedo ser una hipócrita, no voy a tratar con amor a alguien que me causó tanto daño. 

Camila tenía razón y yo lo sabía, pero no era capaz aún de hacer las cosas de la manera correcta. Era un ser humano, al fin y al cabo, no un robot que podía programar cada maldito acto y resultado. 

—Perdóname, en serio—Cami y yo estábamos en mi cuarto. Ella se había quedado a pasar la noche y habíamos hecho un desorden armando una especie de carpa dentro de mi habitación—, tu papá es... es... En serio qué decepción de hombre.

Arrugué la carta que acababa de leer. Apenas tenía unas 5 líneas redactadas y unos cuántos billetes adjuntados a una carta de feliz cumpleaños prefabricada.  

—Nunca ha sido de expresar mucho. No es algo que debería sorprenderme. 

—Ya, pero pasar meses sin hablarte o verte y simplemente escribirte que se estará quedando en tal lugar. Es terrible. Ahora te entiendo mucho. 

Había un mensaje implícito en la carta. Papá me había enseñado eso desde pequeña, por precaución. Aunque realmente antes no creía que fuera a verme en la necesidad de utilizarlo algún día. 

—Todavía falta leer algo más...—dije, y luego sin muchos ánimos doblé la hoja de tal manera que ciertas palabras quedaran conectadas. Las palabras, ahora se leían un poco mejor.

𝑃𝑒𝑟𝑑𝑜𝑛𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑢𝑠𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑒 𝑚𝑒𝑑𝑖𝑜. 𝑀𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑜𝑦 𝑞𝑢𝑒𝑑𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑒𝑛 𝑎𝑣𝑒𝑛𝑖𝑑𝑎 𝐸𝑟𝑒𝑠 𝟥𝟦. 𝑇𝑖𝑒𝑛𝑒𝑠 𝑚𝑖 𝑛𝑢́𝑚𝑒𝑟𝑜 𝑋𝑋𝑋𝑋𝑋𝟤𝟤. 𝑃𝑜𝑟 𝑓𝑎𝑣𝑜𝑟, 𝘩𝑎́𝑧𝑚𝑒𝑙𝑜 𝑠𝑎𝑏𝑒𝑟 𝑐𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑙𝑒𝑎𝑠 𝑒𝑠𝑡𝑎 𝑐𝑎𝑟𝑡𝑎. 𝑈𝑛 𝑎𝑠𝑢𝑛𝑡𝑜 𝑖𝑚𝑝𝑜𝑟𝑡𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑑𝑒 𝑡𝑟𝑎𝑏𝑎𝑗𝑜 𝑚𝑒 𝑚𝑎𝑛𝑡𝑒𝑛𝑑𝑟𝑎́ 𝑎𝑞𝑢𝑖́ 𝑝𝑜𝑟 𝑎𝑙 𝑚𝑒𝑛𝑜𝑠 𝑑𝑜𝑠 𝑠𝑒𝑚𝑎𝑛𝑎𝑠. 𝐺𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑖𝑛𝑐𝑜𝑚𝑝𝑒𝑡𝑒𝑛𝑡𝑒, 𝑎𝑠𝑖́ 𝑞𝑢𝑒 𝑚𝑒 𝑒𝑛𝑣𝑖𝑎𝑟𝑜𝑛  𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑎𝑟𝑟𝑒𝑔𝑙𝑎𝑟𝑙𝑜 𝑡𝑜𝑑𝑜. 𝑇𝑎𝑙 𝑣𝑒𝑧 𝑚𝑒 𝑡𝑜𝑚𝑒 𝑢𝑛 𝑡𝑖𝑒𝑚𝑝𝑜 𝑚𝑎́𝑠.  

𝗣𝗼𝗿 𝗳𝗮𝘃𝗼𝗿, 𝗽𝗲𝗿𝗱𝗼́𝗻𝗮𝗺𝗲. 𝗘𝗿𝗲𝘀 𝗹𝗼 𝗺𝗮́𝘀 𝗶𝗺𝗽𝗼𝗿𝘁𝗮𝗻𝘁𝗲. 𝗘𝘀𝘁𝗼𝘆 𝗮𝗾𝘂𝗶́ 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝘁𝗶.

—Ya no tengo ocho años, papá—solté con cierta rabia en mis palabras—, eso ya no funciona conmigo. 

—Lo siento mucho, Niss. 

Ya estaba hecho. Había enfrentado la maldita carta. 

—No pasa nada. 

—¿Piensas juntarte con él?

Confía En El DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora