Capítulo 31: Pelear

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El olor a productos de limpieza era en verdad muy fuerte. Creo que eso fue precisamente lo que me despertó muy temprano aquella mañana. Quizá no había dormido más de dos o tres horas, pero bueno, sentía que había sido reparador. 

Camila seguía durmiendo en la habitación de Peter, el resto de nosotros ya había desayunado. Darren y yo nos estabamos por marchar, pero aguardabamos a que Peter terminara de arreglar sus cosas para la universidad. 

—Quiero ser honesto contigo, Denisse—Darren había estado inquieto y en silencio casi toda la mañana, pero lo atribuía a que quizás estuviera cansado, aunque sus palabras ahora me indicaban a dónde iba en realidad la situación—Tengo que decirte cosas que quizá no te vayas a tomar muy bien. 

—Vale, si me lo tomo a bien o mal pues...eso lo veremos luego, mejor solo dime qué pasa. 

Analicé en detalle su expresión, era evidente que se venían malas noticias. 

—Creo que estoy... bueno, no es exactamente la palabra, pero podrías entenderlo así, yo... estoy... muriendo. Eso es. Es algo así lo que ocurre. 

—¿Qué me estás diciendo?

Se le veía incómodo y nervioso de repente. Algo extraño, no era muy propio de él, más bien solía parecer seguro y bastante serio. 

—No estoy haciendo lo que se supone que debe hacer un demonio, Denisse. Mi supuesto proposito de existir no se está cumpliendo, y eso lleva a que pierda fuerza, cada vez más, hasta que ya no sea nada. Entablar contratos y robar almas es lo que me mantiene existiendo. Sino hago eso, yo... desapareceré. 

—Pero, ¿por qué? No me habías contado esto... Eso cambia mucho las cosas, ¿No hay otra forma de que consigas estar bien? Pensé que tenías un plan. 

No quería alterarme ni parecerlo, pero era complicado. Darren tenía todo un rollo que no entendía. 

—Es que no esperaba que pasara tan rápido. Mi plan ya casi ha perdido todo el sentido... Aún así, eso no es todo...hay algo más. Descubrí que en realidad yo no he terminado con ninguno de mis hermanos... Ellos volvían, pero más débiles y creo que... No. Estoy seguro de que era Fénix quien los remataba. No hay otra explicación para ello. 

—Entonces todo el plan en realidad no ha estado funcionando... 

—Solo me he vuelto más débil, cada día más débil... enfrentarme a Fénix será terrible. Es gracioso. 

—No deberías enfrentarlo.

—¿Qué otra salida me queda? Nada. Es lo que haré, y eso será ahora. 

—¡No! A ver, calma, tiene que existir otra forma. 

—Denisse, ya has hecho bastante por mí y te lo agradezco mucho, pero esta es mi lucha, no la tuya. 

—Pero eres importante para mí, no quiero perderte. 

Había perdido la razón. Las palabras tan en serio de Darren me acabarían por volver loca. Tenía que detenerlo a cómo diera lugar. 

—Denisse... la vida es así—su nerviosismo ya se había ido, él volvía a ser el Darren serio y seguro de siempre, aunque con un tono mucho más frío y sin dirigirme siquiera la mirada—Realmente lo siento. 

—Por favor, déjame ayudarte...

—Ya lo haces. Ya haces mucho, en serio. 

—Por favor, no te rindas. 

Creo que esas palabras hicieron un clic en él porque me miró y sus ojos parecían tristes. 

—No lo estoy haciendo. Desde el inicio, jamás lo he hecho. 

Confía En El DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora