Capítulo 6: Vals infernal

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¿Qué es lo elemental en la vida realmente? ¿Para qué seguir viviendo? Quiero decir, ¿Tanto importa lo que pueda llegar a aportar a un mundo, que en realidad es tan insignificante?
Sólo pienso que ¿Y si cayera de pronto un meteorito sobre nosotros y arrasara con todo? ¡Nada! Simplemente ¡Nada! Esa es la respuesta. Desapareceríamos como si nunca antes algo hubiera pasado allí y no importarían los detalles. No importaría si quiera la injusticia, ya nada tendría caso.

A veces caigo en reflexiones como esas cuando pienso demasiado, pero cuando pienso precisamente en aquellas cosas que me duelen o que me dolieron en el pasado. No lo sé, tal vez puede que ni siquiera hayan dejado de dolerme aún.

Y cuando pienso en esas cosas, quiero intentar perdonar, en verdad me esfuerzo. Quiero decir, si en realidad la existencia es tan efímera ¿tiene sentido seguir peleado con la persona que quieres? ¿para qué guardar tanto rencor entonces?
Ojalá fuera más fácil perdonar... pero esas cosas dolieron tanto que se vuelve una tarea imposible.

A veces desearía ser una persona diferente. Tener una historia diferente, sentir diferente, ¡volver a nacer!

A veces es difícil ver con claridad entre tanta neblina de pensamiento.

—¿Estás bien?

Peter.
Llevaba puesto unos vaqueros oscuros, un abrigo negro largo y una sudadera gris. Se veía mucho más arreglado que yo, su rostro lucía perfecto, casi parecía que llevaba maquillaje y olía demasiado bien.

—Luces genial—solté. Él emitió una risilla que me resultó súper tierna y desvió su mirada de la mía. Era un chico muy adorable.

—Te veías distraída. ¿Llevabas mucho rato esperándome?

—No. Tranquilo, ¿Vamos ya?

La verdad era que llevaba 20 minutos esperando fuera de su casa. Había salido con demasiado tiempo de sobra y a sabiendas, básicamente porque no quería mantenerme en casa con el abuelo por mucho tiempo. Él seguía sin referirse al asunto y eso me carcomía la cabeza ¡Me estaba volviendo loca! Pensaba que si me refería yo al tema, terminaría llamando a Darren. Además, había preferido esperar afuera, me asustaba encontrarme con algo que no quería ver.

—No nos conocemos mucho, ¿puedo hacerte una pregunta?

—Claro— empecé a caminar mientras me mantenía con las manos escondidas en los bolsillos de mi abrigo de detective. Era mi favorito, de un precioso color palo rosa y un detalle minúsculo con brillitos en la parte inferior que sólo alguien muy detallista notaría.

—¿Vas en la escuela aún verdad? ¿En qué año?

—Último. Estoy a un semestre de terminar. Casi no queda nada, ¿Y tú?

—¿Eh? Yo ya terminé. Estudio Arquitectura, voy en segundo año.

—Vaya. Pensé que tenías mi misma edad.

—Supondré que eso es un halago.

—¿Qué tan lejos es?

—Ohm... nos restarán unos 40 minutos si caminamos con prisa.

—¡¿Es en serio?!—me detuve en seco de caminar y miré de frente a Peter—, es un pueblo pequeño, debes estar bromeando.

—No estoy bromeando, Denisse.

Peter parecía divertido observándome. En verdad quería ir a esa fiesta, pero caminar 40 minutos no era parte de mi plan.

—Tenía contemplado que fuéramos en moto. Creo que tengo otro casco para ti en el garaje.

Confía En El DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora