Capítulo 23: Cazadora de demonios

1.8K 261 96
                                    

—Peter, necesito tu ayuda.

—Okay...

Contexto. Llevaba unos cuantos días sin hablar con él y de pronto me aparecía a las afueras del campus de su universidad. La verdad era que llevaba un buen rato intentando dar con él, y había tenido suerte, porque ni siquiera me sabía sus horarios de clase.

—Necesito que me ayudes a encontrar a Darren—, fui al grano. Estaba ansiosa.

—Bien, pero ¿cómo se supone que pueda ayudarte? ¿Acaso me ves cara de localizador de demonios? Y en segundo lugar, ni siquiera me preguntas un cómo estás, cómo ha ido tu vida estos más de nueve días que han pasado y que ni siquiera te has dignado a responder mis mensajes, si quiera para saber que sigues con vida.

—Bueno... ¿Qué tal va eso?

Peter refunfuñó y me dirigió una mirada de menosprecio.
—Pues al menos yo estoy bien, pero claro, yo no fui quien cayó al infierno.

—¡Ah, eso claro! Yo estoy muy bien.

—Eres increíble, Denisse...—murmuro con ironía—, bueno ¿cuál es tu plan?

—Tú estuviste con una chica demonio, ¿no es así? De alguna forma, debes saber algo. ¿Qué hacías cuando querías verla?

—¿En serio me estás haciendo recordar a Charlotte? Sí que eres cruel...

—Lo lamento...

—Ya, está bien. Déjame pensar un rato.

Sabía que estaba siendo poco empática con mis preguntas. La historia de Charlotte era algo delicado y quizás hasta traumante para Peter. No iba a justificarme, no estaba bien.

—Bueno, pues Charlotte era un demonio y así como ella todos los demonios tienen sus formas para ser evocados. No te diré cuál era la de ella, pero intenta recordar tú, ¿qué fue lo que hiciste la primera vez que apareció Darren?

—¡Brillante, gracias! —sólo necesité eso para saber lo que tendría que hacer a continuación y estaba a punto de darme la vuelta y dejar a Peter cuando recordé que seguiría necesitando su ayuda.

—Tu expresión me lo dice todo, ¿ahora qué quieres?

—Necesito que me lleves donde mi abuela—la expresión de Peter se volvió de fastidio y a continuación procedió a negarse, pero luego de mis insistencias, de mis muchas, en serio muchas insistencias, terminó por aceptar.

—Yo creo que en realidad tú eres la demonio...—murmuró por lo bajo Peter.

El viaje fue muy extraño, al inicio no lo noté, pero luego me di cuenta de que realmente Peter estaba enojado conmigo. No quería empeorarlo y sentía que si abría mi boca llegaría a eso, por lo que mejor callé, y así fue como tuvimos un largo e incómodo viaje juntos.

La visita fue rapidísima. Mis abuelos ni siquiera notaron que estuve allí. Me metí a escondidas a la casa con las llaves que guardaba mamá. Busqué la cinta de video que estaba puesta la primera vez que vi a Darren y la guardé. Después regresé con Peter, él me miró con curiosidad al verme regresar tan rápido, pero no dijo nada.

—Es una cinta de video—ya llevábamos buena parte del recorrido cuando decidí hablar—, mi primer encuentro con Darren se inició así. Cuando llegue a casa la pondré, entonces el debería llegar.

—Claro...

Su poca motivación por continuar la charla empezaron a generarme enojo.
—Oye, ¿vas a decirme qué ocurre?

—Estaba preocupado por ti, y me ignoraste sin más.

Bueno, su enojo estaba justificado. El mío era más rabieta.
—Perdón, Peter. No debí hacerlo.

Confía En El DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora