Capítulo 25: Donas y café

2.2K 280 264
                                    

—Me alegro de que hayas querido reunirte conmigo—, por mi parte no sabía que sentir. No entendía mucho lo que estaba haciendo para ser sincera.

—Lo pensé mejor. No me apetecía mucho, pero Carla me ha convencido.

—De todas formas, gracias, hija. Te he extrañado mucho.

Algo había cambiado en mí después de hablar con Darren. Tal vez estaba más sensible. No estaba segura de si mi padre merecía mi atención, o quizás estaba siendo muy dura con él. No. Él lo merecía, pero de alguna forma tenía que perdonar. Darren tenía razón.

—Entonces, ¿Qué quieres comer?—, estábamos en un local de donas y café. Sólo vendían donas y café. La pregunta no tenía mucho sentido.

—Donas.

—Claro—, él rió. Estaba nervioso. Pocas veces se veía nervioso a ese hombre, él era muy bueno ocultando emociones.

—Estás pagando la terapia de mamá. Me parece bien que lo hagas, después de todo ha sido tu culpa.

—Sé que piensas eso, y no te lo voy a discutir. Al menos no ahora. Quiero saber de ti, ¿cómo te ha ido en la escuela?

Tener una conversación casual. Claro. Dejar el odio de lado, claro. Vaya, eso era un poco difícil ahora.

—Bien. ¿Y a ti? En el trabajo, claro.

—Bien. Y... ¿Ya tienes novio? Tu hermana me comentó algo sobre un chico.

Fruncí el entrecejo. Carla no conocía a ningún chico que fuera amigo mío además de Peter, y ni siquiera tenía novio.

—¿Novio?

—Sí, no me dijo su nombre. Un chico alto, de pelo negro.

Peter... Peter no tenía el cabello negro. Habían dos opciones en mi cabeza para explicar eso, primero, papá era daltónico o segundo, papá me había espiado. Me inclinaba más por la segunda opción.

—No tengo novio—dije fría, y acusándolo con la mirada—, recuerdo que cuando apenas te fuiste de casa comenzaste a espiarme, pero supongo que ya dejaste de hacerlo, ¿no? Odiaría descubrir que lo sigues haciendo.

La expresión gentil en su rostro se volvió seria. Claro, ahora sí intentaba ocultar sus emociones.

—Iré a pedir un café.

Comenzaba a sentirme muy incómoda. Ese hombre era mi padre, pero tenía tantos problemas para tener una conversación amigable con él. Miré a Darren de reojo, ubicado unas mesas más allá junto a Peter. Había aceptado esa patética reunión con mi padre por culpa de Darren y su estúpida manipulación emocional.

Él me sonrió a la distancia y me hizo un gesto señalando su sonrisa para animarme a cambiar mi expresión molesta. Crucé mis brazos y enfaticé mi ceño fruncido. Darren puso los ojos en blanco y decidió seguir ignorándome. Peter estaba de espaldas a mí, pero miró de forma sigilosa. Le saludé con la mano y él hizo lo mismo. No entendía cómo se ponían en contacto esos dos.

—¿Los conoces?—Papá había llegado, y claro que a un detective nada se le pasaba desapercibido—, podríamos invitarles a comer con nosotros. Compré muchas donas.

A decir verdad, no me pareció una mala idea. Tal vez estar con ellos me haría sentir un poco más cómoda.

—Iré a preguntarles—, papá se apresuró hasta la mesa de los chicos. Mis nervios seguían aumentando.

—Nos ofrecieron donas gratis—, Darren se sentó junto a mí y Peter al lado de mi padre. Noté cómo papá miró fijó a Darren, ¡lo sabía! Lo estaba espiando.

Confía En El DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora