Capítulo 21: Realidad

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—Conocemos este sitio—murmuró Darren diciendo las palabras con una diversión falsa—, aquí han abierto el portal, al parecer es de familia la idiotez.

Con precaución nos adentramos dentro de la casa, era curioso notar que la redeaba una neblina apenas evidente, casi parecía una especie de telaraña. La puerta estaba abierta a nuestra llegada y dentro casi no había algún tipo de luz, todo se hallaba a oscuras y apenas podía ver. Darren tomó mi mano y me hacía seguirle el paso, mientras yo intentaba alumbrar un poco con mi celular.

—Es mejor apagar esa luz—me dijo el demonio—, yo puedo ver. Tú sólo no te separes de mí.

—La abuela de Peter podría estar aquí dentro.

Darren soltó un suspiro como de molestia y apresuró aún más el paso.

—Si han abierto el portal aquí, tengo serias dudas de si seguirá con vida.

—Hay que encontrarla—solté con voz firme. No veía a Darren, pero sabía que nada le interesaba mi propuesta.

—Vamos a cerrar el portal y después la buscaremos, ¿Está bien? Ahora por favor cállate y mantente muy atenta, incluso yo estoy nervioso ahora y podría equivocarme.

Dejé de hablar y me esforcé por agudizar al máximo mis sentidos, pero era inútil. En verdad nada podía ver y sólo me movía gracias a Darren. Sin embargo, mi olfato percibía un aroma terrible, como a podrido, como a legumbres que llevaban más de dos semanas en el refrigerador. Nos estábamos acercando hasta ese olor, me daba cuenta porque cada vez era más fuerte y además Darren se movía cada vez más deprisa. Él seguía callado y yo muy atenta a todo lo que sentía, seguimos en ese estado hasta que se detuvo, me soltó, murmuró algo y entonces sentí que alguien me sujetaba por la espalda y me arrastraba con él hasta chocar con lo que me pareció fue una pared.

Sentí la respiración de la persona a mis espaldas y una risilla le acompañó.
—Va a comenzar el espectáculo—reconocí a Fénix y por instinto me moví entre sus brazos intentando soltarme—, no, no, no. Esto te va a gustar. En serio.

Dejé de luchar por soltarme cuando una ráfaga de luz surgió en la habitación. Divisé una sombra y asumí que era Darren, sus ojos grises comenzaron a brillar en la oscuridad, pero no sólo sus ojos, otros, otros muchos, muchísimos más pares de ojos comenzaron a brillar en el cuarto, incluidos los de Fénix.

—Crucemos los dedos—volvió a hablar Fénix con un evidente tono de diversión en sus palabras. Yo no entendía nada, pero no fue necesario siquiera hacer preguntas, al instante siguiente tuve la respuesta y supe qué pasaría.

Todos los ojos, menos Fénix, se abalanzaron hacia Darren. Se movían rapidísimo y aunque no lograba divisar mucho supe que le estaban atacando. Darren luchaba contra demonios. Uno tras otro y  luego otros, e inclusive con más de dos a la vez. Muchísimos. Escuché roces producto de garras, gruñidos, gritos y  golpes. La ráfaga de luz vagaba y a veces se apagaba, así, cambiaba de intensidad y de dirección y yo no dejaba de perseguirla con mis ojos, como si acaso pudiera atraparla con la mirada y encerrarla y parar todo y salvar a Darren y destruir el portal de una vez por todas. Sentía que me sofocaba, desesperaba, me volvía loca. Las risas de Fénix fueron acrecentándose y me revolvían el estómago y me revolvían la cabeza, quería gritar, quería decirle que se callara, pero ya no tenía voz.

—No será divertido dejar que ellos lo destruyan—volvió a hablar Fénix a la par que me soltaba y desaparecía de mi escaso campo visual. Seguí guiándome por los ruidos y mi cuerpo tembloroso se mantenía quieto y muy alerta.

Permanecí en eso un tiempo que me pareció infinito. Mis ojos bien abiertos y mi cuerpo despierto, preparada para moverme a la primera señal de Darren, se suponía que debía esperar una o al menos eso creía.
Grité cuando algo tocó mi pierna. Mi reacción fue dar una patada y enseguida, al alumbrar el sitio con mi móvil, me arrepentí.

Confía En El DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora