Capítulo 14: El juguete del demonio

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Con el dolor de mi corazón debí espantar a Firulais de mi recamara para que el gatito de Darren pudiera quedarse. Mi perro y el minino no habían congeniado en lo absoluto y apenas se vieron Firulais se había puesto en modo ataque y a la ladrar de manera descontrolada. De camino a casa pasé a una tienda de mascotas para conseguir comida y al llegar me ocupé de dejarle un rinconcillo cómodo al gatito para que pudiera descansar.  

De Darren no tenía noticia alguna. Después de que se había acercado a Peter y le había tenido que salir persiguiendo, no me enteraba de nada sobre ellos. Incluso luego de intentar comunicarme con Peter no había conseguido nada, él no respondía el teléfono y tampoco mis mensajes. 

—Tu amigo es muy bueno escondiéndose—.Darren había aparecido justo en el momento en que entraba con dificultad a mi habitación mientras llevaba una bandeja con comida. El gatito estaba acurrucado en mi cama y Darren se hallaba sentado junto a él. 

—Me sorprende que un demonio no haya sido capaz de encontrar a un simple humano—me acomodé a una orilla de la cama y le ofrecí uno de los panecillos que traía al demonio. Para mi sorpresa, él no lo aceptó, pero comenzó a beberse mi café. 

—Precisamente no es un simple humano, porque tiene a una demonio detrás suyo.

—¿Entonces no conseguiste averiguar algo?

—Tu amigo ese... besó a Charlotte. Él es de ella, básicamente. ¿Recuerdas cuando te dije que podías besarme?—no estaba del todo segura, pero tuve la impresión de que Darren había bajado la voz y sonrojado un poco al decir eso. De igual forma era difícil adivinarlo, porque su expresión seria de siempre la utilizaba muy bien—. El punto es que Charlotte debió haber hecho aquello con el chico.

—¿Besar a un demonio significa entonces...?

—Que te conviertes en su juguete, Denisse.

—Pero... ¿cómo estás tan seguro? Peter nada más te vio y salió corriendo. No tuvo tiempo de decir algo.

—Es un buen punto. Tengo otra teoría al respecto, pero no tiene mucho sentido.

—Puedo averiguarlo, si quieres—noté que Darren se tensó mucho al oír mis palabras—. Se supone que él y yo somos amigos, al menos debería darme una explicación. De hecho, creo que él planeaba hacerlo, pero yo no le dejé hablar.

—No lo sé, Denisse. No creo que sea seguro.

Pusé los ojos en blanco y miré burlonamente al demonio.
—¡Dios! Tú deberías ser quien menos vele por mi seguridad, además me acabas de decir que besar a un demonio es convertirse en su juguete y ¡oh, sorpresa! Me lo habías ofrecido. No me fío para nada.

—Supongo que tienes razón—Darren desvió la mirada al techo y soltó una risa forzada—, es muy ridículo pedirte que confíes en mí, ¿no? Soy un demonio después de todo.

—Le hablaré a Peter para quedar más tarde. Y un consejo para ti, Darren, podrías evitar mostrarte tan agresivo la próxima vez que te acerques a Peter, quizás si no te hubieras mostrado tan rudo y amenazante él no habría huido. Parecías... no sé, un asaltante.

—¿Qué? 

La expresión de desconcierto del demonio me hizo reír un buen rato. Él parecía no comprender nada porque no dejaba de mirarme en silencio. Cuando me calmé, tomé mi celular para llamar a Peter, pero para sorpresa mía, el chico ya me estaba llamando desde antes. 

—Es Peter—avisé a Darren. Él me hizo un gesto negativo, supuse aludiendo a que no contestara la llamada, pero lo ignoré—¿Sí, Peter?

—Debemos vernos. ¿Puedo ir a tu casa ahora?

Confía En El DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora