Venus buscó con su mirada a Damián al llegar a la bodega junto a Madoc, pero no lo encontró.
—¿Y Damián? —preguntó preocupada.
No quería que este se hiciese una idea equivocada de lo que había pasado entre ella y Madoc tras irse al pasillo a solas. Se sentía angustiada pensando en cómo se debía sentir y más en un momento como ese. Justo después de ese beso fallido y con todo lo de sus padres biológicos. El pobre debía sentirse tan solo...
—Se ha ido a ayudar a Lisi con no se qué —Suspiró mirando las botellas de vino—. Aunque en verdad creo que solo era una excusa.
—¿Qué? —preguntó Venus algo descompuesta.
¿Tan mal estaba?
—Que no creo que Lisi necesitase ningún tipo de ayuda. Nunca la necesita. Ya sabes que le gusta trabajar sola —Rio—. Tan solo no quería estar con Sergio. No después de lo de año pasado —Hizo una pausa—. Y eso de que ahora esté con Lucía.
—¿También? —exclamó Madoc fuera de sí mirando a Venus y tratando de asimilar que Sergio también había estado con la amiga de Venus.
El estadounidense no podía creérselo. ¿Pero es que este tipo había estado con todas las chicas que estaban en la casa? Elisabeth, Venus, Lucía... ¡Joder!, ¿pero qué le veían? Pero si, en su opinión, era un tipo escualido y bastante simplón. Aún no entendía que Venus lo hubiese pasado tan mal por ese niñato.
—¿También qué? —preguntó Mateo sin entender la reacción de Madoc.
¿A qué venía toda esa exaltación de furia y desconcierto?
—Que si Lisi también va a venir a escoger vino —intervino Venus mirando a Madoc suplicándole que cerrase su enorme boca—. Le hace mucha ilusión que esté aquí.
Mateo arqueó una ceja confuso. ¿Se estaban burlando de él o simplemente eran tontos? Prefirió no pensarlo demasiado. No estaba muy seguro de que ninguna de las dos respuestas le complaciese o le dejase tranquilo.
—De hecho, voy a ver qué opina del vino. Lisi tiene un gusto excelente para todo —comentó Venus deseando salir de ahí y ver cómo estaba Damian.
—No, de eso nada. Tú no te vas a escaquear. Ya voy yo —advirtió Mateo.
—No, pero tú vas a escoger el vino.
—¿Yo? No, yo pongo la casa y el dinero. Con eso es suficiente. ¿O es que acaso tengo que hacer yo todo? —preguntó haciéndose el ofendido—. ¿Y el resto no pensáis aportar nada? Trabajad un poco —ordenó tratando de sonar serio.
—Pero Mateo, tú eres un experto en vinos, seguro que Madoc aprendería mucho de ti —respondió su amiga tratando de poner tono pillo a la vez que le guiñaba un ojo y meneaba su cabeza hacia Madoc.
Si eso ya no funcionaba, no sabía que más hacer. Venus era consciente de que Madoc le parecía un pibón a su amigo, así que si la idea de quedarse a solas con él no le resultaba atractiva, nada más lo conseguiría.
—¿Yo? —preguntó confuso—. Ah, yo, emm sí —afirmó al pillar las indirectas de su amiga—. Esto es un tinto —anunció orgulloso cogiendo una botella.
Madoc no pudo evitar reírse alegremente.
—Me encantan tus amigos.
Venus agachó la cabeza avergonzada. ¿En serio?, ¿"esto es un tinto"? ¿Eso era lo mejor que se le había ocurrido? ¡Claro que era un tinto! ¡Hasta un niño lo hubiese sabido tan solo con ver el color del vino!
—¿Qué? Lo he intentado —respondió de forma natural—. No sé de vinos, solo de beberlos. Y no me avergüenzo de ello —respondió dando la botella a su amiga—. Ahora escoged mientras voy a pasearme por mi casa viendo como el resto trabaja —anunció sin ningún tipo de pudor.
—Te odio —dijo ella entre dientes en apenas un susurro.
—Ya, no te creo. Y escoge buenos vinos; haz que me sienta orgulloso —respondió antes de abandonar la bodega.
—En serio, ¿por qué nunca lo has traído a Estados Unidos? —preguntó Madoc divertido.
Venus cogió aire.
—Escoge vinos.
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Arriésgate
Fiksi RemajaCONTINUACIÓN DE MÍRAME Ha pasado casi un año desde que Venus partió de España rumbo a Estados Unidos. Durante este tiempo, la joven ha luchado por descubrir quién es realmente, pero si creía que Elena le permitiría que lo siguiese haciendo lejos de...