Primer día de clases. Venus mordisqueaba su tortita de avena y plátano sin avanzar demasiado. Hacía casi un año que no pisaba esas instalaciones, que no se ponía ese uniforme. Se sentía rara, nerviosa. No es que en Nueva York no hubiese estado acudiendo a un colegio, pero no había sido lo mismo.
Lucía soltó un bufido.
—Desayunar contigo es un completo martirio —Se quejó—. Ya casi había olvidado lo lenta que eres.
Venus sonrió burlona y tragó un trozo de tortita.
—Oh, venga ya. Damián, dile algo —pidió.
El chico levantó la vista y miró a ambas en silencio. Después tomó el último sorbo de su café, se levantó y se fue.
—¿Y a este qué le pasa?
Venus se encogió de hombros a modo de respuesta. No quería hablar del tema. Y tampoco estaba segura de que el comportamiento de Damián tuviese que ver con ella.
—De verdad que, qué familia más disfuncional —bromeó Lucía mientras también se levantaba y se iba —. ¡No tardes! —chilló desde la puerta.
Venus respiró aliviada de tener un momento para ella sola. Desde que había vuelto había estado rodeada poniéndose al día y sin poder tener un instante para pensar. Le gustaba tener de nuevo a sus seres queridos cerca, pero en cierto modo se sentía algo agobiada. Tanta información de golpe, tantos sentimientos...
Era momento de no desandar lo aprendido. Iría a clase, sacaría el año con buenas notas, mantendría a su madre feliz y después le contaría sus planes de vida. Esperaba que Elena no se lo tomase demasiado mal. Pero el año siguiente ya sería mayor de edad y su madre no podría impedirle tomar esa decisión ni podría amenazar a Guillermo.
Unos minutos después, Venus ya estaba lista y sentada en la parte trasera del coche junto a sus hermanastros.
Lucía se señaló el reloj a modo de queja.
—Podemos irnos —indicó Venus al chofer haciendo caso omiso de las quejas de la joven de cabello cobrizo.
Los tres se mantuvieron en silencio durante ese trayecto. Tenían demasiado en lo que pensar sin el ruido exterior de quienes los rodeaban.
—Bienvenida a tus dominios —comentó burlona Lucía al pisar las instalaciones del colegio.
Venus miró hacia todos los lados como si fuese la primera vez que estaba allí, mientras cogía la mano del chófer y bajaba del coche de forma ágil.
Lucía ya casi se había acostumbrado a eso, aunque le seguía molestando. Damián ni siquiera miró la escena.
—No creo que sigan siéndolo ya —respondió Venus pensativa.
—Vaya, no creía que te fueses a dar tan fácil por vencida.
La voz de Lucía denotaba sorpresa. Venus no era de esas que renunciaba a la primera. Ella misma lo había sufrido en primera persona durante gran parte de su vida.
—No he dicho que no vayan a volver a serlo. He dicho que ahora mismo no creo que sigan siéndolo —aclaró sin darle demasiada importancia.
Y nada más entrar a clase comprobó que, efectivamente, ese ya no seguía siendo su reino.
Paula y Milán reían en medio del aula rodeados por varias personas que habían formado su nuevo séquito. Lisi estaba sola, ya sentada en silencio, repasando algunas cosas del libro.
Mateo levantó la mano e indicó a Damián que se sentase a su lado, por lo que ella cogió asiento junto a Lisi.
Ese nuevo reparto era extraño. Sabía que era lo natural, pero seguía resultándole incómodo.
No le molestaba en absoluto sentarse junto a su mejor amiga. No era la primera vez que lo hacía. Pero el ambiente era diferente en esa ocasión.
La profesora entró en clase y no hubo tiempo para más cavilaciones.
—Minerva Venus Cahué, qué agradable sorpresa contar con su presencia el primer día de clase este año —pronunció.
Venus no supo si era una burla o si realmente le agradaba que estuviese ahí.
Todos se giraron a mirarla y comenzaron los cuchicheos.
—Venus, profesora, cada año se lo digo. Solo Venus.
Una divertida sonrisa asomó por el rostro de la señora.
—Dado que este año ha hecho caso de mis indicaciones y está aquí el primer día, creo que yo también puedo hacer un esfuerzo y hacer caso de las suyas, Venus.
Dicho esto, la clase comenzó y con ellas el año escolar. Un año que comenzaba con demasiadas novedades.
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Arriésgate
Roman pour AdolescentsCONTINUACIÓN DE MÍRAME Ha pasado casi un año desde que Venus partió de España rumbo a Estados Unidos. Durante este tiempo, la joven ha luchado por descubrir quién es realmente, pero si creía que Elena le permitiría que lo siguiese haciendo lejos de...