Venus se quedó pensando en lo que Damián le había dicho. Ahora en frío todo tenía bastante sentido. Había salido tan enfadada de casa de su amiga que no se había parado ni un segundo a pensar en lo que podía suceder en verdad.
Adhara había pasado por un momento muy complicado el año pasado con todo lo que había ocurrido con Anisa. Venus estaba segura de que la chica había empezado a sentir algo que no terminaba de entender. Algo que le asustaba y que se negaba a aceptar. De hecho, ella había intentado sacar el tema con su amiga, pero Adhara se había negado en redondo. Quizá eso era lo que le pasaba. Que se había asustado y al irse Venus no había hallado con quién hablar de esos nuevos sentimientos que comenzaban a aflorar.
Ese largo silencio comenzó a preocupar a Damián.
—¿Estás bien?
Venus asintió a la vez que se tumbaba en la cama y recostaba su cabeza en el regazo del chico, quien comenzó a acariciar el cabello de la joven de forma cariñosa y suave.
—Entonces crees que le he fallado, como a todos... —pronunció en voz baja casi sin darse cuenta.
—¿Qué?, ¡no! —exclamó él algo confuso por la reacción de la chica—. No podemos culpar al resto de nuestras decisiones o problemas.
—Pero puede que esté así porque yo me fui...
—Puede, o puede que no —respondió él—. Pero ese no es el punto. Debemos ser capaces de encaminar nuestra vida nosotros mismos. Uno debe ser capaz de darle sentido a su vida por si mismo. No podemos esperar que siempre lo haga alguien por nosotros —explicó—. Está bien tener gente que te quiera cerca, pero no pueden hacer nuestro trabajo por nosotros. Por eso es nuestra vida y de nadie más.
Para Venus era extraño ver así a Damián. Él nunca se abría ni hablaba de ese tipo de cosas. Sin embargo resultaba agradable.
—¿Y tú? —preguntó ella de pronto.
—¿Yo qué?
—¿Tú has aprendido a darle sentido a tu vida o a encaminarla?
No era una pregunta a malas. En verdad Venus quería saberlo, pero no de forma cotilla, sino que, en cierto modo, sentía que si él había sido capaz de ello, ella también podría hacerlo en algún momento.
Él se encogió de hombros y medio rio.
—Estoy en ello —reconoció y ella sonrió.
Era la respuesta más honesta que él le podía haberle ofrecido y la más tranquilizadora que ella podía haber escuchado.
Así, en silencio, dejaron pasar el tiempo mientras él seguía acariciándola para reconfortarle y ella cerraba los ojos y soñaba con que el tiempo se detendría para siempre en ese instante.
Sin embargo en algún momento deberían volver al mundo real y Venus decidió que cuanto antes lo hiciese menos doloroso sería.
—Damián, tienes a todos preocupados —pronunció incorporándose y mirándole a los ojos.
Este desvió la mirada algo avergonzado por la situación.
—No es mi intención.
—Lo sé, lo sé —se apresuró a responder ella—. Es solo que a veces no es malo aceptar ayuda de los que nos quieren.
—Venus...
—Entiendo que quizá no quieras la mía, pero Lucía y Mateo están pasándolo mal por verte así.
Damián se quedó en silencio. Había pocas personas a las que apreciase de verdad. Y ellos sin duda eran de esas personas especiales. Por eso odiaba hacerles sentir así, pero no sabía cómo manejar esa situación. Y desde luego no se sentía preparado para afrontar lo que estaba ocurriendo y compartirlo con nadie más. Las circunstancias le habían obligado a sincerarse con Venus y eso había sido más que suficiente para él.
—Venus, no quiero hablarlo con nadie. Es un asunto mío —explicó—. Pero, si sirve de algo, ya es tema olvidado.
—¿Por qué? —preguntó con cierto dolor de verle así.
—Fui a preguntar y me dijeron que se trataba de una adopción cerrada, así que no tengo forma de saber nada.
Venus torció el labio. Quería decirle mil cosas, pero nada parecía suficiente, así que solamente lo abrazó con todas sus fuerzas y él lo agradeció aunque jamás lo reconocería.
—Ey, que estoy bien —dijo él en tono burlón para restarle importancia a lo ocurrido—. Tampoco es que quisiese conocerlos, era mera curiosidad.
Venus no terminó de creerse lo que él chico decía, pero prefirió no decir nada y proseguir abrazándolo. En verdad no sabía si lo abrazaba para consolarlo a él o si lo hacía por propio egoísmo para que él la consolase a ella.
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Arriésgate
Teen FictionCONTINUACIÓN DE MÍRAME Ha pasado casi un año desde que Venus partió de España rumbo a Estados Unidos. Durante este tiempo, la joven ha luchado por descubrir quién es realmente, pero si creía que Elena le permitiría que lo siguiese haciendo lejos de...