Capítulo veintiuno

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NOAH

Cuando por fin llegamos al hospital, ambas andamos a paso rápido por los largos pasillos del mismo. A juzgar por la decisión con la que Vega camina, supongo que sabe cuál es la habitación en la que está mi compañero de piso, así que yo solo me limito a seguirla mientras, a duras penas, me controlo para no desesperarme más.

Levi está bien. Vega me lo ha prometido.

—¡Hola, chicas!

Siento una inmensa alegría al volver a ver a los hermanos Cook, aunque me hubiese gustado volver a coincidir con ellos en otra situación más alegre. Ahora la idea de Levi no me parece tan mala; preferiría miles de veces repetir la cena de ayer y confesarles que su hermano y yo somos pareja antes que estar aquí, desesperada, deseando ver a Levi.

El pequeño de los Cook, Aiden, es quien se acerca a mí para pasar su brazo por mis hombros y darme un abrazo. Noto como Vega se extraña al ver cómo mi cuñado —si es que puedo llamarle así— me recibe, pero lo que ella no sabe es que nos hemos conocido ayer mismo. Ni siquiera he tenido tiempo de contárselo.

—¿Está bien, Aiden?

—Yo no lo he visto, pero Martí sí —explica para ambas, aunque quizás solo lo he escuchado yo; Aiden, al estar en un hospital, habla como si tuviese miedo de que alguien más, a parte de él, pueda escucharlo—. Dile que está bien, tío.

Tanto Vega como Aiden y yo posamos nuestras miradas sobre el mayor de los Cook, quien se encoge de hombros con cierta vergüenza. Suelta un pequeño suspiro y asiente ligeramente con la cabeza.

—Está bien —dice para después regalarnos una sonrisa que demuestra que igual tiene más parecido del que yo creía con su hermano mediano—. Tiene algunas lagunas: no recuerda el momento del atropello ni tampoco qué estaba haciendo antes de que le atropellaran, pero el médico dice que es algo normal, así que no hay nada por lo que preocuparse —comenta mientras se rasca su mentón poblado de barba—. Tampoco recuerda la cena de ayer ni que le hubiesen llamado para dar clase en un instituto, así que me imagino que el golpe ha sido fuerte —dice para después soltar una pequeña risa amarga—. Sea como sea, no debemos presionarlo.

—Exactamente —dice Aiden para darle la razón a su hermano—. A pesar de que físicamente está relativamente bien, lo más seguro es que psicológicamente no lo esté tanto —razona—. Todavía está en estado de shock, pero a medida que lo asimile, recordará esos pequeños detalles. Realmente eso es lo de menos, lo importante es que esté bien.

Asiento con la cabeza y suspiro pesadamente en un intento de eliminar la tensión que lleva apoderándose de mi cuerpo desde el momento en el que Levi no cogió mi tercera llamada.

—Ahora solo queda darle muchísimo cariño —comenta Vega mientras posa su mirada en mí.

Pronto siento como una sonrisa burlona amenaza con salir de sus labios pintados de color carmesí, así que niego ligeramente con la cabeza en su dirección mientras rezo secretamente porque no diga cualquiera de sus burradas delante de los hermanos de mi novio. No, ellos no pueden enterarse de que Levi y yo somos pareja; no ahora, este no es el momento.

—¿Qué os pasa? —pregunta el pequeño de los Cook.

—Nada. Solo que seguro que Noah sabrá cómo arreglárselas para dárselo.

Suspiro y niego ligeramente con la cabeza.

Siempre he sabido que Vega era una cabrona, pero nunca me he imaginado que lo fuese tanto. Quiero decir, sé de sobra lo mucho que le gusta meterse conmigo y con cualquier persona con la que tenga un mínimo de confianza, pero pensé que tendría un poco de compasión sabiendo quiénes son los chicos que nos acompañan.

Los recuerdos de Levi CookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora