Capítulo seis

286 50 1
                                    

NOAH

Miro por la limpia ventana de mi habitación como las gotas de lluvia impactan contra los cristales tan fuerte, que incluso empiezo a agobiarme con su característico ruido constante y monótono.

He intentado matar el tiempo dando vueltas y vueltas por ésta, pero a la octava vez ya me he cansado; también he intentado dormir en el hueco de colchón que Ben me ha dejado, pero es demasiado pequeño para poder dormir con un mínimo de comodidad, por lo que decido intentar hacerlo en el sofá.

A pesar de haber quedado en que Levi nos llevaría a casa de Ben, al final hemos tenido que cambiar de planes; Ben se despertó a mitad del camino y eliminó de su cuerpo todo el alcohol que había ingerido, manchando todo el coche de Levi. El inglés de ojos oceánicos soltó todas las barbaridades que se le ocurrieron y después reparó en que no sería buena idea llevarnos a casa de Ben por dos motivos: en primer lugar, era más lejos que el piso de Levi y por tanto se arriesgaba a que su amigo repitiese la acción y en segundo lugar, porque Helen mataría a su hijo si lo viese llegar de tal forma a pesar de tener ya veintidós años.

Pongo la mano en el pomo de la puerta y la abro, intentando hacer el menor ruido posible. Descalza me dirijo a la cocina, encontrándome a mi nuevo compañero de piso, sentado a la mesa, desayunando tranquilamente lo que parece ser leche con cacao a juzgar por la zona de su labio superior, ligeramente manchada de color marrón. Realmente no puedo creerme que el apuesto camarero con el que he hablado esta noche sea el mismo hombre que veo ante mis ojos, mojando en la leche una galleta tanto tiempo, que termina cayéndosele la mitad dentro de la taza.

—Creía que ya estarías durmiendo —digo mientras tomo asiento a su lado.

Me quedo embobada viendo al bonito animal que se pasea por la cocina con total tranquilidad. Vaya, Ben no me informó en ningún momento que, además de tener que convivir con Levi, también tendría que hacerlo con un bonito gato como lo es este. Sea como sea, solo espero llevarme bien con él.

—Yo creía lo mismo de ti.

—Esa era la idea, pero Ben se apoderó de la cama —explico mientras ladeo la cabeza en dirección a mi habitación.

Después de haber estado más de veinte minutos con la cabeza apoyada en el retrete, se tiró en mi pequeña cama y ya no hubo forma humana de moverle o despertarle.

—Ha sido una noche difícil para él. Normalmente suele controlarse más.

Suspiro y me encojo de hombros. Apoyo los codos sobre la mesa de madera en la que Levi tiene apoyado su tazón de leche y me froto los ojos con los puños; realmente necesito dormir aunque sea un par de horas. Y cuanto antes, mejor.

—¿Puedo dormir en el sofá?

Un silencio se apodera de nosotros, hasta que él lo interrumpe con un suspiro. Después habla:

—Te destrozará la espalda, pero sí —dice con tranquilidad, encogiéndose incluso de hombros—. Si hubiésemos empezado la noche de otra forma te invitaría a dormir conmigo, pero después de haber... bueno, ya sabes... no creo que sea lo más apropiado compartir cama contigo.

Por un momento este hombre pensó en invitarme a pasar la noche con él. ¿Por qué no puede simplemente dejar de pensar tanto y dejarse llevar?

—No va a pasar nada, Levi —digo, intentando convencerme incluso a mí misma—. Al menos que tú quieras lo contrario, claro. Si tú quisieses definitivamente yo aceptaría.

Veo como su rostro se contrae mientras niega con la cabeza.

—No, Noah, has bebido —dice mientras moja otra galleta en la leche.

Los recuerdos de Levi CookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora