40. ¿Quién sabe la verdad?

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Los días posteriores a su reconciliación y el cambio de planes de Ash fue todo miel sobre hojuelas.

Pasando el tiempo en familia y dedicando un par de minutos a la modificación de su plan, esta vez con ayuda de Sing y Max, que arreglaba detalles del plan que el no quería hacer.

Eiji por otro lado se sentía cada vez más cansado, ya con ocho meses le era un poco difícil moverse y los mellizos moviéndose constantemente no lo hacían más fácil, no es que le molestara sentirlos, pero podrían darle un descanso. Ash es atento con las necesidades de su omega, haciendo todo lo que para Eiji era dificultoso, encargándose de la manada. Eiji no preguntó que es lo que Ash planea ahora, pero sabe que involucra a su familia.

Por otra parte el diario seguía guardado en el mismo oscuro cajón, aunque en las últimas semanas el omega estuvo tratando de analizar la dichosa maldición, comparando la información de sus páginas con lo que dijo su suegra. Tratar de encontrar una manera de romper la dichosa maldición ocupaba su tiempo y lo alejaba del aburrimiento de no poder moverse tan libremente.

Una tarde, en la que Eiji estaba sentado en el sillón, su pequeña irrumpió en la sala con el diario entre sus manos. Sus ojitos brillantes de curiosidad.

-Mami, el diario brilla de nuevo- dijo corriendo a sentarse a su lado subiendo con un poco de dificultad al sillón.

Eiji tomo en sus manos el diario mientras sentía a Amaya acomodarse y tocar su vientre con cuidado, su pequeña siempre es muy cuidadosa y se propuso la misión de atenderlo, claro que en lo que podía de acuerdo a su edad. Suspirando se hundió un poco en el sillón, a la espectativa de el nuevo problema que supone una nueva página llena del diario. Un poco acostumbrado a las sorpresas y cosas extrañas en su vida lo abrió sin esperar.

Dentro de las nuevas páginas pudo ver dibujos extraños, con símbolos todavía más extraños que incluso le parecieron a él algo satánicos. Algunos dibujos eran de lobos, tanto completamente animales como figuras humanoides. No había alguna nota para el, solo cortas explicaciones y descripciones de los dibujos. Al final solo decía en la letra de su ancestro a la que ya estaba acostumbrado "La respuesta está donde todo comenzó..."

Frunció el ceño con la última frase y se apretó el puente de la nariz tratando de pensar en donde podría empezar a resolver eso, bueno, al menos tendría el apoyo de su familia.

Al final solo dejo el diario en la mesa de centro de la sala y abrazo a su pequeña. Horas más tarde lo hablaría con Ash y el alfa le comentaría sus sospechas del lugar que menciona su ancestro, sin tener idea de todo lo que en adelante cambiaría su vida, en especial con el plan de Ash.

Tres semanas después Eiji empezó a sentirse más cansado de lo usual, suponiendo que estaba a una semana de cumplir los 9 meses. Le dolía la espalda, sus pies estaban hinchados y se quedaba dormido varias horas.

Amaya por su parte, luego de la explicación de Ash del porque Eiji no podía jugar como siempre con ella, se esforzaba mucho por cuidar al omega, en la medida de lo que su edad le permitiera claro esta. Cuando Eiji se dormía en el sillón ella jalaba una manta para cubrirlo, mientras tanto se quedaba sentada en el sillón más pequeño con un libro de cuentos, apreciando las imágenes y familiarizando su mente con las letras, como sus padres le enseñaban, actualmente lograba reconocer al menos 100 palabras y se sentía muy orgullosa de ella y sus padres también lo estaban.

Otra cosa en la que lo ayudaba era en recordarle a Eiji que debía ir a la cama cuando estaba por quedarse dormido en lugares inadecuados para su comodidad.

Seis días antes de que se cumplieran los 9 meses, al medio dia Eiji sintió un pequeño dolor en su vientre, no le prestó atención en un principio y siguió haciendo la cena para su familia. El otoño estaba cerca de terminar y el ambiente era cada vez más frío. Otra punzada en su vientre le hizo detenerse de su tarea y prefirió apagar las hornillas de la cocina, dejando a medias la cena, Amaya que estaba sentada tan tranquila en la sala vio a Eiji llegar hasta el sillón grande y sentarse ahí.

Aullido | Omegaverse Banana FishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora