37. Lo que escondía el diario

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Los días posteriores al atentado, las reuniones en cada manda fueron un punto clave el la protección de Amaya, Eiji y Ash. Hace varios meses, Caín había aparecido por última vez en la manada, diciendo que aparentemente no tenían planes de algún atentado. Con lo ocurrido recientemente podían deducir que no confiaban en él y en consecuencia dejaron de incluirlo en sus planes.

Lo más probable y Ash esperaba equivocarse, es que hayan descubierto que hacía de doble agente, por lo que probablemente lo lastimarían o matarían.

Esperaba, realmente que estuviera equivocado.

Esa mañana de viernes, Eiji caminaba por su casa, limpiando ciertos rincones para entretenerse

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Esa mañana de viernes, Eiji caminaba por su casa, limpiando ciertos rincones para entretenerse. Rodó los ojos al recordar lo dramático que podía ser su alfa al no dejarle ni levantar un plato en la casa, ese día no estaba, sin embargo su pequeña había sido, según él, lavada el cerebro por su padre al encargarle la tarea de vigilar que no hiciera nada, especialmente por sus hermanitos.

Sonrió acariciando su vientre al pensar en sus bebés, por supuesto que luego de unos días no se podría notar, pero podía notar el mismo anhelo que había sentido en su momento con Amaya y aún ahora, anhelaba y atesoraba su tiempo con la pequeña clon de Ash.

-Mami, papá dijo que no debías hacer nada peligroso para mis hermanitos- La seriedad en la mirada infantil y ojos grandes de su hija se le hicieron adorables, pero tenía ganas de limpiar y se supone que en la casa, era él quien mandaba.

-Lo se cariño, pero que lleve a tus hermanitos no quiere decir que vaya a dejar que la casa acumule polvo o alguna otra cosa. Además limpiar ayudará a que el lugar este libre de gérmenes para cuando tus hermanitos lleguen- Amaya fruncio el ceño, pensando en sus palabras probablemente, asintió satisfecha y le miró con sus ojitos verdes centellando con determinación.

-Ayudare a mamá- Eiji asintió, y entró al cuarto de huéspedes.

Hace algún tiempo, dos años se atrevería a decir, llegaron a la conclusión de que no sería mala idea agrandar un poco su casa. No podían convertir la sala en un cuarto, pero si podían hacer dos más, en la parte de atrás de la casa. Extendieron el pasillo y crearon dos cuartos más. Ahora uno será de los gemelos en lo que Amaya crece un poco más, puesto que desconocían el género de los bebés.

En uno de los cuartos nuevos, había sólo una cama y un pequeño aparador, dentro de el habían guardado varias cosas, pero desde hace un año y medio no entraban más que para limpiar y dejar un par de cosas en el mueble. Es por ello que al abrir la puerta, Eiji se quedó sorprendido de ver un brillo inusual en de uno de los cajones.

Puso a Amaya tras de el en caso de que fuera peligroso, frunció el ceño al pensar en la posibilidad de un atentado, de ocurrir eso pondría a salvo a Amaya primero y se escondería con ella hasta que Ash los encontrara. Un susto de perder a sus bebes fue suficiente para que no quisiera volver a ponerse en peligro, por sus hijos haría lo que fuera. Sintió a su pequeña aferrarse a su pantalón, seguramente asustada pero tratando de ser fuerte. Con una mirada le indico que se quedara cerca de él la pequeña asintió y Eiji con ella detrás camino a paso lento hasta llegar frente al mueble, para abrir el cajón de la cómoda de golpe. 

Aullido | Omegaverse Banana FishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora