Ash sostiene a su pequeña mientras le da de comer. La mira embelezado, como mueve sus manitas, como patalea un poco, como sus ojitos verdes brillan como dos esmeraldas y también pone atención a su pequeña nariz que se frunce mientras se alimenta.
Es inocente...
Piensa...
Es pequeña e indefensa...
Se recuerda...
-Pequeña perdóname- dice en susurros - Eres muy pequeña para cargar con mis problemas y por ello voy a protegerte, a ti y a tu mami, te lo prometo-
La pequeña rubia no hace más que seguir succionando del biberón, mientras mira a su padre.
Los bebés de licantropos tienen un desarrollo más acelerado que los bebés humanos, en especial si son de omegas y alfas dominantes, y Amaya no es la excepción, a penas cumplirá un mes y ya parece que tuviera dos. En 5 meses más tendra su primera transformación y se convertirá en una pequeña cachorra de lobo en toda regla. Ash mentiría si dijera que no se sentía emocionado por ese momento.
Mientras Ash pensaba eso Amaya terminó de comer frunciendo el ceño y arrugado su nariz al separar el biberón de su boca.
-Ahora ya comiste mi amor- dice dejando con su mano libre el biberón en la pequeña mesa de centro de la sala, para luego con cuidado acomodar a Amaya en su pecho, dando leves golpes en su espalda.
Cuando estuvo seguro de que le había sacado el suficiente aire para que no le duela el estómago luego, la acomoda en sus brazos nuevamente, acariciando la melena rubia de la pequeña con la mano libre, Amaya le mira curiosa y él le devuelve una mirada de ternura.
-Fui el hombre más feliz cuando tu mami me dijo que íbamos a tenerte, me puse a llorar de emoción- le cuenta a Amaya que se chupa el puño. -Un mes después me puse a escribir una canción para ti, y dije que esperaría a que nacieras para saber si serias mi pequeño campeón, pero al final resultase ser mi princesita adorada y nada me hace más feliz que ser tu padre y tener a tu madre a mi lado-
La mece en sus brazos a la par de que comienza a tararear una suave melodía.
Ash repite la letra de la canción, en específico el coro, al notar que Amaya a comenzado a bostezar. En el marco de la entrada de la sala, Eiji mira a su esposo, cantando con tanta suavidad y dulzura a su retoño que no duda en ir a buscar su cámara.
La luz de la chimenea encendida ilumina la silueta de ambos en el sillón, y la luz de la luna que entra por la venta ilumina la silueta de Ash.
Antes de darse cuenta, Ash escucha el flash de la cámara y voltea a donde Eiji aún lo mira a través del lente de la misma. Cuando el omega baja la cámara y sus ojos se encuentran, ambos se sonríen, para luego mirar a su pequeña que ya se a dormido.
-Una foto- dice Ash. Eiji va a sentarse en el sillón a lado de Ash.
-Una de tantas- dice Eiji mirando la fotografía en la pantalla digital de la cámara. Un recuerdo fugaz ataca su cabeza y la imagen de Ash en el alfeizar de la ventana en su escondite llena su visión, para luego ver esa misma imagen colgada en una de las galerías de New York. -Pero esta es mejor que aquella-
Ash al estar concentrado en Amaya no escucho el último susurró de Eiji, ni tampoco pudo adivinar sus pensamientos al mirarlo tan pensativo, pero lo cierto era que Eiji estaba seguro de que ninguna fotografía lograría hacerle justicia a Ash. En aquella foto tenía una expresión muy triste y aunque en su momento la considero hermosa y su favorita, ahora está era la mejor que podía tener de el, es decir, Ash tenía una expresión dulce, sus ojos brillaban al ver a Amaya tanto como cuando lo miraba a él, los amaba de eso no había duda.
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Aullido | Omegaverse Banana Fish
FanfictionEiji, un omega que le asquea el olor de otros alfas, hasta que conoce a Ash y extrañamente su olor le atrae. Ash, un alfa que huye no solo de sus enemigos, sino de un pasado tormentoso, con el miedo a lastimar a quienes ama. Sus destinos parecen ten...