8.Tiempo y heridas

1.8K 221 18
                                    

El tiempo no es más que el paso de los segundos, transformándose en minutos, luego horas, días, semanas, meses y hasta años, pero era curioso como el tiempo influía en las personas, las cambiaba y las moldeaba a su antojo de acuerdo a los acontecimientos que cada uno vive.

Pero, dicen que el tiempo no existe para los enamorados, más que cuando se separan y sienten que no han pasado el tiempo suficiente juntos, o cuando se miran y el tiempo pareciera detenerse, congelarse en aquel momento que sólo es para los dos. Resulta gracioso para varias personas romper aquella burbuja que crean los amantes en torno a sus sentimientos, ya sea por mera envidia o por que simplemente no les gusta ver felices a las personas.

Este no es el caso.

Y lo que rompe el ambiente es el flash y el sonido de una cámara capturando el momento íntimo de dos almas que se buscan a través del tiempo y que para buena suerte o piedad del caprichoso destino, han logrado encontrarse nuevamente en esta vida.

Ambos, alfa y omega saltan en su puesto y miran al intruso que se a atrevido a perturbar el ambiente. Eiji niega con la cabeza y Ash mira fulminante a Hanako que sonríe tímidamente.

-Hanako...- comienza Eiji preparando un regaño.

-lo sé, lo sé y lo siento hermanito pero es que no pude evitarlo, son tan lindos juntos- la niña no tenía mala intención, simplemente habia llegado a casa y se había encontrado a Ash y Eiji mirándose como si no existiera nada más en el mundo, quería capturar el momento y había tomado la cámara de su hermano para inmortalizar a la pareja, cuando estuvo finalmente de nuevo en la sala los vio besarse y no dudo en capturar el momento.

-última vez Hanako- advirtió Eiji con un notable sonrojo en sus mejillas. Incapaz de mirar al rubio luego de aquel momento, aviso que iría a su habitación a descansar y que bajaría luego para seguirle enseñando japonés a Ash. El alfa sólo miró la espalda  de Eiji hasta que desapareció en el pasillo, luego miró a Hanako sonrojado y con una expresión de odio hacia la alfa, Hanako simplemente se encogió de hombros.

- No vuelvas a hacerlo-

-dime... ¿qué hubieras hecho si quién llegaba era mi padre y no yo?- Ash se congeló ante las palabras de Hanako, tenía razón, si hubiera sido el papá de Eiji lo más seguro era que se hubiesen metido en problemas aunque el señor Okumura ya había dado su permiso de cortejarlo.

-lo ves, vine con papá, por suerte no captó sus feromonas mezcladas, sino se hubiera vuelto loco, no le niega nada a sus cachorros asi que fue fácil desviar su atención hacia otra cosa- Ash asintió.

Luego de aquello Ash  agradeció a Hanako y la alfa prometió que le ayudaría en todo lo posible para que las cosas fueran bien entre ellos.

El tiempo siguió su curso normal,  entre besos robados cada que se quedaban solos, el amor fue creciendo y los días se convirtieron en semanas.
Salian a cazar, ya fuera sólo los dos o con la manada, Eiji le enseñaba japonés a Ash y el convivía con el resto de la manada. De apoco los demas aceptarón a Ash y ya casi formaba parte de los lobos del sur.

Las semanas se volvieron meses, e inevitablemente a los dos meses de que Ash estuvo ahí, esperaron a que él celo de Eiji llegará, sin embargo nada paso, dejando una inminente preocupación en la mente del omega.

- no entiendo, debería llegar ya, siempre a sido regular- dijo Eiji a su madre con preocupación, ella negó.

- no debes preocuparte seguro es porque se adelanto hace dos meses- hablo dulcemente para calmarlo.

-Pero mamá, ¿que hay de malo conmigo? Soy un omega defectuoso...- se lamentó, Ash que estaba a su lado escuchando lo abrazo tiernamente.

-Perdóname Ash, soy un inútil que no sirve de nada...-

Aullido | Omegaverse Banana FishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora