Soñando despiertos.

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¿El amor te hacía pensar que seguías dentro de un sueño, aún cuando sabías perfectamente que estabas despierto? Al parecer sí, porque aquel podía ser el perfecto sueño en el cual podía sentir los cabellos húmedos de Osamu entre sus dedos, complacido de peinarlos y secarlos. 

No hubo mucho que decir o comentar, luego de aquella sesión de karaoke. Con miradas cómplices simplemente abandonaron el lugar, de vez en cuando viéndose de reojo y ocultando el sonrojo de sus rostros cuando recordaban lo sucedido. Había ganado, porque ya no sentía ni un poco de tensión en Osamu, sino todo lo contrario, terminó por rebelar lo realmente empalagoso que era. 

Comieron takoyaki por el camino, llegaron a la casa cuando ya era de noche y cada uno tomó un baño. Cuando Terushima vio que Osamu había terminado y le preguntó a modo de broma si podía secarle el cabello no creyó que fuese a aceptarlo en verdad. Ahora ahí estaba, con su novio frente  a él, dejándose mimar con las caricias de ser peinado, acurrucándose en su hombro, como si fuese un pequeño cachorro de zorro.  

-Oye, quédate quieto o no voy a poder terminar de secarlo bien... -dijo lleno de felicidad, alzando un poco la voz por encima del sonido del secador. 

-No es mi culpa, me da sueño que me toquen tanto el cabello... -comentó con pereza. Abrió los ojos que hasta ahora había tenido cerrados- ¿Por qué estás tardando tanto?

-Estoy secándolo de una manera en especial para que quede más liso.

-Eh... De verdad, sabes de estas cosas ¿no?

-Bueno, sé un poco. ¿No ves acaso lo increíble que mantengo mi cabello? -dijo con el ego alto, mostrando brillo en sus ojos.  

Osamu sólo le dio un pequeño golpe en la frente. Se enderezó para que terminasen con su cabello, tardó apenas unos segundos. 

-Listo, tan lindo como siempre -dijo orgulloso. 

Osamu lo tanteó un poco con sus dedos. Su silencio e inexpresividad hicieron sentir un poco ansioso a Yuuji sobre la opinión que daría. 

-Eh... Me gusta -dijo con tono plano. Se volteó, le dejó un beso en la mejilla y se volvió a aferrar a su pecho, su nuevo lugar favorito para recostarse- Gracias, novio. 

Terushima tuvo un silencioso ataque de sobredosis de adorabilidad. No sabía si era más tierno cuando Osamu le sonreía o cuando hacía esas cosas sin aviso, pero con el rostro tan inexpresivo. 

-Alabado seas, cajita de sorpresas... -murmuró, conteniendo las lágrimas de felicidad.

-¿Dijiste algo? 

-Nada -Lo abrazó, logrando que se acurrucase más cerca. 

Adoraba su modo empalagoso, así como también la tranquilidad de saber que podía acercarse a él y darle cuantas caricias sintiese que eran necesarias sin que este fuese a rechazarlas. De alguna manera, había aprendido a leer los brillos en los ojos de Osamu y lo que estos le pedían. Era el leal sirviente a todo lo que esa mirada quisiese. 

-Oye, ¿Qué estabas haciendo antes de que saliera del baño? -Preguntó, viendo al cuaderno que Terushima había dejado a un lado cuando le permitió peinarlo. 

-Ah, estaba terminando lo que me quedaba de tarea para el nuevo año. Adelanté cuanto pude estando en el tren, pero me faltaron unos ejercicios. A mi clase le mandan un montón. Aún cuando me propuse terminarla toda antes de venir a verte para que nada nos interrumpiese, no pude. 

-Eh... Qué mal. Ahora que me acuerdo ni siquiera he empezado la mía... 

-¿En serio? -interrogó, incrédulo. 

CAJA DE SORPRESAS - TeruSamu. Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora