Un par de juguetes rotos.

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Los hospitales eran demasiado silenciosos, herméticos y deprimentes. No ayudaban a sanar los malestares con los que ya se cargaban. 

 Alguien tan enérgico como Nishinoya ya estaba sintiéndose desesperado de sólo ver a las enfermeras caminar de un lado a otro. Escuchó el sonido de la puerta correrse a su lado y enseguida alzó la cabeza. 

-¿Cómo les fue...?  

Pero los chicos del Johzenji sólo salieron con los mismos rostros pálidos y asustadizos con los que entraron. Bobata sacudió su cabeza en negación. 

-No dijo ni una palabra... 

-Creo que ni siquiera nos miró -continuó Takeharu-. Aunque tampoco es como si nosotros fuésemos buenos en esto... 

Se fueron retirando  uno a uno con los rostros en bajo y las gargantas llenas de llanto contenido. Arata le tomó de la mano a Nishinoya antes de irse:

-Espero tengas más suerte... Llámanos si algo pasa. 

Noya suspiró, tomó su mochila y miró al asiento a su lado. 

-¿Entras a verlo conmigo?

Este simplemente negó con su cabeza, manteniéndose semi escondido entre la capucha de su sudadera.

-No entiendo para qué te quedaste aquí toda la noche entonces... -chistó. 

Tocó la puerta y sabiendo que no obtendría respuesta simplemente entró. Si en el pasado alguien le hubiese dicho que ese sujeto recostado en una camilla, con la mirada vacía, acuosa y perdida en la ventana, el cabello revuelto por todo su rostro y las muñecas vendadas hasta los antebrazos, era Terushima Yuuji, él se hubiese reído. 

-Hey, Teru... -le llamó con una voz calmada y natural. Alzó una bolsa de papel que traía en manos- Los chicos del grupo que están en Miyagi te armamos esta bolsa de golosinas. Aquí entre nosotros chismee un poco y los del Shiratorizawa fijo que fueron los que metieron esos snacks caros. 

Tal como se esperó no hubo ni una sola reacción, por lo que sólo dejó la bolsa en la mesilla al lado de la camilla y metió las manos en la chaqueta. 

-...De seguro, estás pensando algo así como "¿Qué hace Noya aquí? Ni siquiera somos tan amigos..." -Se encogió de hombros- Supongo que de la manera en que te sientes ahora de verdad no consideras a nadie tu amigo y ninguna persona se te hace grata, pero yo sí considero como un amigo a alguien que me regala un cangrejo de mascota. Así que no puedo cumplirte tu deseo de dejarte solo y en paz. Perdóname esta. 

Lo escuchó suspirar profunda y suavemente. Al menos había obtenido una reacción. Noya en realidad no conocía los motivos por los cuales Terushima quiso dejar de vivir y sería hipócrita pretender que podía darle palabras de aliento teniendo sólo una vaga idea, así que lo mejor que podía hacer por él era serle sincero. 

-También vine por otra razón... Hablé con Atsumu. 

Finalmente apartó la mirada de la ventana para observarlo de reojo con cierto desespero. 

-Me pidió que me asegurara de que estuvieses bien, porque Osamu se enteró de esto... 

Tal como supuso, bastó de nombrar a Osamu para que le mirase fijamente y con ansias. 

-Se alteró mucho hasta el punto de que tuvieron que encerrarlo en su habitación porque intentó escaparse a Miyagi para verte... 

-...¿Por qué?... -fue sólo un susurró que apenas emergió de su garganta, bajo, grave y seco.

Noya lo miró fijamente, se alzó de hombros.

-Supongo que porque aún te quiere o al menos porque le importas. 

CAJA DE SORPRESAS - TeruSamu. Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora