Bufón.

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¿Con cuánta fuerza debías dar el golpe para romper el amor? A veces no dependía de la brutalidad en el músculo o de lo grueso que era el cristal. Era cuestión de atinarlo en el punto exacto de quiebre. 

Ambos habían estado callados, evitando las miradas directas. El ambiente entre ambos era simplemente incómodo y pesado. Les hacía sentir que querían correr lejos uno del otro. 

El ajetreo y griterío de los alrededores de la estación de trenes no llegaba a sus oídos, estando uno frente al otro, tomándose vagamente de la mano, esperando que el tren se deslizara por sus vías, solo escuchaban sus respiraciones. 

¿De verdad iba a acabar así? Osamu se preguntaba lo mismo. Se veían tan pocas veces al año y ahora se despedirían ignorando el hecho de que algo extraño estaba pasando. Tenía que abrir la boca y enfrentar el asunto, pero sus labios temblaban y el frío resaltaba la herida de su labio. 

Quería ser valiente por ambos, pero supo que su cuerpo tal vez no estaba listo para hacerlo cuando Terushima estiró su mano y por apenas milímetros tocó la piel de su mejilla, logrando que se sobresaltara. 

Sus hombros decayeron, dándole a entender que se relajaba un poco para recibir aquella caricia sobre su mejilla y mirada llena de pesar de unos ojos acuosos.  

-Perdón, Osamu... -dijo en voz baja y muerta- No pretendía... -Se cortó, sin saber cómo continuar. 

-Yuuji... -Se atrevió a alzarle la mirada, vaciló- ¿Qué es lo que está pasando contigo? 

Pero él no contestó, se quedó con la mirada perdida en el suelo. Se sentían como dos extraños siendo forzados a un sentimiento. 

El cuerpo se hartaba absurdamente rápido de sensaciones amargas. 

-Yuuji, te pregunté... -Insistió con algo de rudeza. 

Obtuvo sólo su silencio.  Sólo escuchar a su escandaloso y siempre enérgico novio quedarse en silencio con ese aire de muerto le ponía los nervios a burbujear dolorosamente. 

-Sabes que si pasa algo me puedes decir... -desesperó contra el nudo ardiente de su garganta, su pecho se aceleró- ¡Nosotros siempre hablamos, nos escuchamos, si pasó algo sólo dímelo y te juro que intentaré entender! 

El tren llegó velozmente a sus espaldas, las personas se amontonaron a los alrededores de ambos esperando la apertura de las puertas. Los dedos de Terushima se aferraron a la muñeca de Osamu. 

-Yuuji... -Le llamó una última vez. 

-Osamu, sólo terminemos esto. 

No asimiló las palabas, como si no hubiesen llegado  a sus oídos, porque las había dicho con tanta simpleza como si fuese nada. 

-...¿Qué?... ¿Qué es...tás?... 

-Dije que estoy terminando contigo -Apretó los dientes, pero pese a declarar que deseaba la lejanía, no le soltaba. 

El aire no pasó a sus pulmones por unos segundos, hasta que entró y salió fugazmente por su boca. Frunció el ceño con pánico, los colores habían abandonado su alma. 

-¿Esto es una broma de mal gusto o qué?... -Fue lo primero que su cerebro en negación le hizo soltar en un intento por defenderse-  ¿Es eso, verdad?... ¿Por qué siempre que te vas de Hyogo te pones así? Si esta es una forma egoísta de decirme que quieres que yo vaya siempre a Miyagi a verte...

-Esto no es ningún juego ni broma, Osamu. De verdad, estoy terminando contigo -Reafirmó con la voz congestionada y la mirada llena de frustración. 

CAJA DE SORPRESAS - TeruSamu. Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora