CAJA DE SORPRESAS - TeruSamu. Haikyuu!!

Bucle en monocromo.

Osamu solía encontrar felicidad en la comida, tenía el mal hábito de incluso abusar de ella. Cuando se sentía triste buscaba atragantarse con algo para sentir un poco de esa efímera felicidad, pero ahora tenía aquella apetitosa cena en frente, pero ni siquiera quería tocarla o verla, porque sabía que incluso si lo hacía no iba a irse aquella tristeza ni vacío.

Aquel vacío estaba con Yuuji y todas las piezas que se llevó de él y jamás devolvió.

Se sentía cansado porque incluso respirar era pesado. Su vista se quedó fija en el plato, mientras que su mente lo traicionaba yéndose lejos a los recuerdos de cuando se sintió feliz. 

Recordó esa noche de verano del primer día que se quedó en Miyagi. 

Repentinamente en medio de la madrugada se vio asaltado por una pesadilla que lo hizo despertarse hiperventilándose y con el cuerpo helado. Se apartó de los brazos de Yuuji, su mirada trató de orientarse en la oscuridad de la habitación. 

Estaba llorando por culpa de las horribles imágenes de sus sueños, no importaba cuantas veces pasara, era vulnerable. Intentó limpiar las lágrimas sin ningún éxito. 

-Osamu... -La voz entre dormida y preocupada de Yuuji susurró tras él- ¿Estás bien?

Prendió la lampara de la mesilla de noche, hubo un leve sobresalto al verlo llorando, era la primera vez que veía sus lágrimas, pues debía de estar acostumbrado a sólo escucharlas por una llamada. 

Y cómo el orgulloso que era Osamu, este apartó el rostro para que no lo viese mientras intentaba deshacerse de ellas y calmarse por sí mismo.

-Hey, hey.... Tranquilo -Le susurró con calma y dulzura. Le abrazó, acariciando protectoramente sus brazos.   

Apretó los labios, se le hizo un nudo en el estómago por sentir esa calidez. No quería que quien era su novio en ese entonces lo viese así, pero tampoco quería que desapareciese ese consuelo, era la primera vez que lo tenía en esa situación. 

Exhaló sintiéndose apenas un poco más calmado. Los dedos de él se enredaron en los suyos. 

-Tienes las manos frías para el calor que está haciendo... ¿Quieres agua o algo?

Negó, susurró con la voz ahogada. 

-Perdón...  

-¿Por qué te disculpas? ¿De verdad estás bien?

-Sí..., es que... Fue sólo una pesadilla. No quería despertarte por algo tan tonto. 

-Pues no debe de ser tan tonto para que te despiertes así -Arrugó el ceño con preocupación-. ¿Sabes?... Cuando yo era niño y tenía una pesadilla mis padres no me dejaban ir a su habitación, así que me escondía bajo la cama con mis juguetes y se la contaba a ellos -Relató con algo de vergüenza-. Yo hacía como si ellos me escucharan y después volvía a quedarme dormido. Luego no volvía a tener una pesadilla de ese tipo... Lo que quiero decir es que estoy para escucharte. No te guardes el miedo, cajita. 

Osamu lo pensó. No era alguien que solía ventilar sus problemas o temores con los demás, así que suponía que lo que decía Yuuji era cierto, dentro de sí, a veces había muchos terrores ocultos, pero él le hacía sentir tan protegido. 

-Es sólo... -Titubeó-  un recuerdo de cuando era niño que tengo de vez en cuando y sueño con él de una forma extraña. No entiendo por qué lo soñé justo ahora. Hacía ya un tiempo que no volvía... 

Asintió, mientras le acariciaba el cabello con el pulgar. 

-Cuando era niño... -Prosiguió. Sería la primera vez que alguien lo escucharía de su boca-, recuerdo que mi mamá y papá pelearon. Mi mamá entró a la habitación y nos dijo a Atsumu y a mí que recogiéramos nuestras cosas porque nos largábamos... Lo hicimos, pero... -Suspiró- Cuando estábamos en la puerta, recuerdo estar sosteniendo con fuerza la mano de Atsumu y él la mía como la de mi mamá. Ellos seguían diciéndose cosas que yo no recuerdo, pero... sí recuerdo que... -Por un momento le faltó el aire por el susto- que mi papá tomó un cuchillo de la cocina y se lo puso en el cuello...