Encuentro fortuito.

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-¡Maldición, Samu! ¡Creí que habías puesto la alarma! ¡Vamos a llegar tarde! –Chilló Atsumu, tan ruidoso como cada mañana, alarmado porque de nuevo esos "dormiré cinco minutos más" se trasformaron en cuarenta y ahora iba tarde.

Siendo sincero, llegar tarde a la escuela no era un enorme cargo de conciencia para él, ver clases no era su pasión, pero si llegaba tarde Kita se enteraría y lo castigaría dejándolo sin prácticas del club y eso era lo que en verdad le mataba.

Corriendo de un lado a otro en la habitación no dejaba de gritar mientras recogía sus cosas.

-¡Samu despierta! Desde que llegué anoche estabas dormido pese a que era temprano, no deberías tener tanta pereza de levantarte!

Se acercó a la cama de su hermano, tomó las sabanas con las cuales se cubría y se las quitó de un tirón. Entonces todo su enojo hacia él se aplacó al verlo en posición fetal, temblando y sudando, sorbiendo por su nariz congestionada. Osamu le miró fijamente, con aquellos ojos muertos.

-¿Are?- Le miró con cierto miedo y colocó una mano sobre su frente- Mierda, estas ardiendo en fiebre. – Retrocedió.

-¿Ah, sí?... –justamente aquello fue lo que estuvo deseando.

A duras penas se sentó en la cama, observando a su hermano, arrinconado en la esquina. Lo conocía bien, no iba a querer acercársele por miedo a contagiarse, Kita no le dejaría practicar si se enfermaba, él se enojaría, aunque luego se pondría a llorar por la bondad que su capitán demostraba cuando un miembro del equipo se enfermaba.

-Creo que lo mejor será que me quedé hoy... -cerró los ojos con fuerza, todo le daba vueltas. –Avísale a los profesores y a Kita de mi parte, ¿sí Tsumu?

-E-e-estás seguro que estarás bien quedándote sólo? Incluso tu cara está roja, debes de tener la fiebre muy alta...

Osamu le miró con fastidio. Amaba a su hermano aunque no lo demostrase, pero nunca logró aferrar a él su confianza, porque conocía a Atsumu, lo egocéntrico que era y poco empático. Era su gemelo, pero era la última persona a la que recurriría buscando consuelo por un corazón roto. Prefería estar solo y tragárselo por sí mismo. Además, sabía que su reacción sería exagerada, ya había hecho cometarios e insinuaciones sobre él y Suna actuando como una pareja, había sido cómplice de esos momentos. Si le decía que Suna lo rechazó de semejante manera Atsumu no se iba a callar y quedar quieto y lo último que quería era que se creara discordia entre los miembros del equipo.

No le quedó otra opción, empezó a toser y estornudar en dirección a su hermano.

-Ah... esto parece muy contagioso...

Atsumu se tensó y lleno de pánico empezó a dirigirse a la puerta, tanteado las paredes, lo más alejado posible. Ya parecía que se le estaban pagando las manías de ese chico germafóbico llamado Sakusa con el cual su hermano había entablado una "amistad" y del cual, sinceramente, estaba seguro que sentía algo más.

-¡Lo comprendo, le diré a los profesores y a Kita!

Salió corriendo de la habitación, volvió unos segundos después, quedándose en el marco de la puerta. Lanzó en dirección a Osamu una botella de té, pastillas, un onigiri y una compresa fría.

-Gracias, Tsumu... -dijo un tanto molesto, pues su hermano tenía puntería para hacer saques bestiales, pero no para evitar que todas las cosas le cayesen en la cara.

Atsumu se quedó en el marco, miró a Osamu, un tanto confundido, frunció los labios.

-Oye... ¿Ayer pasó algo? Cuando llegué encontré tus zapatos tirados en la puerta y mojados. ¿Fuiste tan tonto como para caminar bajo semejante lluvia?

CAJA DE SORPRESAS - TeruSamu. Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora