Lo que susurran los girasoles.

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Aquella muy temprana mañana ambos gemelos cerraron sus mochilas y las cargaron sobre sus hombros, se dedicaron una mirada llena de rivalidad el uno al otro. Finalmente, luego de tan arduas semanas de entrenamiento bajo el matador calor del verano para las eliminatorias del Torneo de Primavera, habían llegado sus días de libertad y eso solo significaba una cosa teniendo ambos relaciones a distancia: 

Irían a pasar unos días con sus novios. 

-Entonces, que te vaya bien con Sakusa... -le dijo con un rostro serio, antes de que se separasen en la estación para cada uno ir a tomar el tren que le correspondía. 

-Gracias... -le sonrió amargamente- Tú también pásala bien con Terushima...

-¿Por qué lo dices con esa cara de estreñimiento?

-¿Por qué lo dijiste tú con cara de asco? 

-No lo hice.

-Entonces yo tampoco. 

Se sonrieron odiosamente ladeando la cabeza.  

-Al fin unos días sin soportarte.

-Digo lo mismo. 

-Bye, bro... 

-Bye... 

Pero Atsumu tomó del hombro a Osamu para detenerlo. No entendió porqué pero tenía una extraña cara de loco que trataba de verse tranquila. 

-...Dile a Terushima que se cuide mucho -Amplió bastante los ojos-. De verdad que se cuide con lo que haga.

-¿Ah?... -su rostro se deformó en confusión. 

-Tú lanza la señal y juro que voy a Miyagi a buscarte.

-Ah, ¿claro?...  -Osamu no tenía tiempo para seguirle el juego o lo que fuese, ya debía de ir a abordar. Se soltó lentamente, la mueca aún en su rostro- Dile a Sakusa de mi parte que se porte bien también,  supongo. Lo insultaré con gusto por ti. 

Con una apretada sonrisa, Atsumu dio un salto hacia atrás. Le sonrió y sacudió su mano. 

-Nos vemos, Samu. 

-Nos vemos, Tsumu. 

Cada uno tomó su camino. 

El viaje de Hyogo a Miyagi era largo y tedioso, aunque de vez en cuando los mensajes con Terushima le ayudaron bastante a pasar el rato junto a una buena playlist. Recibió de Suna lo que él llamaba "su última voluntad", es decir el último mensaje que podía pasar, antes de que le quitaran el celular para ser arrastrado a Aichi a pasar el verano con sus demoniacos primos y familiares. Le respondió intentando darle un poco de apoyo emocional. 

Con el transcurso de las horas, los pensamientos se amontonaban. El verano le recordaba a su novio e irónicamente aquella era su estación menos favorita ¿Esa sensación de revoloteo en el estómago habría sido la misma de cuando Yuuji lo fue a ver por primera vez? Admitía que se sentía igual de emocionado.

Solo cinco días para tenerse y quererse por todo el tiempo que estuvieron separados. Tener una relación a distancia a veces era difícil y una molestia, pero encontrarse hacía de esos momentos mucho más especiales.  

Cuando el aire cálido de Miyagi le golpeó al dar el primer paso fuera del vagón, su corazón le gritó que amaba el verano más que nada. 

-¡Hola, novio! -exclamó Terushima, apenas conteniendo la emoción en aquella enorme sonrisa,  mientras sostenía un ramo de tres grandes girasoles en sus manos.

Volvieron a verse a no más de treinta centímetros. 

Como era digno de la ocasión, ocurrió algo que muy pocas veces pasaba, ese tipo de ocasiones las podía contar con los dedos de una mano. Notó que su orgulloso novio, Miya No Expresiones Faciales Osamu, se había quedado excesivamente quieto, lo observaba directo a los ojos, estos brillaban, su rostro se tornaba progresivamente de rojo a la par que una curvada sonrisa que se hacía de desear en sus labios. 

CAJA DE SORPRESAS - TeruSamu. Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora