Capítulo 25

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Otra vez me encontraba a altas horas de la madrugada sentada en el borde de la piscina con el teléfono en la mano, esperando a que algún tipo de fuerza sobrenatural lograra hacer que marcara el número de aquel hombre. Solo quería escuchar su voz, quería que me hablara y que me aconsejara como solía hacerlo; pero sobretodo, quería escucharlo decir que alguna vez me amó o que lo seguía haciendo.

Mierda... Estoy jodida, estoy enamorada y embarazada de un hombre a quien tengo que superar. No duermo en paz hace meses, no puedo dejar de pensarlo, mi vida es un caos y se me está saliendo de las manos; si tan solo tuviera un poquito de valentía para poder llamarle. Tan solo pensar que en otra época no le hubiera dado tantas vueltas al asunto y ahora todas mis inseguridades me están carcomiendo como nunca. ¿En quién coño me he convertido?.

-¿Que haces despierta a estas horas?- escuché detrás mío.

-¡Joder!- salté del susto.

Me di la vuelta para ver qué se trataba de Sam.

- ¿Y tú que coño haces despierto a esta hora?

- Estaba analizando el caso de un paciente, bajé a beber agua y te ví en el bordillo de una piscina a las tres de la madrugada... Básicamente quería saber si te encuentras bien- respondió y se sentó a mi lado.

- Bueno...- me quedé pensando si debería contarle mis problemas personales a Sam.

- No tienes que preocuparte, soy psiquiatra y te aseguro que he escuchado muchas cosas fuera de lo común- dijo empático.

Tomé un poco de aire y me preparé para hablar.

- Estoy aferrada a un hombre que no me ama y... Estoy embarazada de él- sentí como me iba quedando sin aire poco a poco.

Podía sentir la mirada trágica de Sam sobre mi hombro y su silencio me dejó saber que estaba más jodida de lo que pensaba.

- ¿Él sabe que tú estás...?

- No- respondí.

Y el silencio se volvió a hacer.

- ¿Y por qué crees que él no te ama?- preguntó Sam después de un eterno silencio.

- Bueno Sam, creo que lo dejó bastante claro cuando lo encontré revolcándose con otra.

- Vaya...- respondió bastante incómodo- Se que sonará repetitivo pero es la única alternativa que tienes; lo mejor que puedes hacer es hablar con él y dejarle claro tus sentimientos, aunque no vuelvas a estar con él nunca más.

- Lo sé...- asentí dándole la razón- Pero no sé cuál es mi puto problema, simplemente no puedo... No puedo verle- dije sientiéndome frustrada.

- ¿Cuántos meses llevas de embarazo?- preguntó de repente.

-¿Y eso que tiene que ver...?

- Solo contesta- ordenó.

- Cuatro meses- respondí ansiosa por su respuesta.

- Sabes qué ya se empiezan a notar y que pronto no podrás pasar desapercibida, ¿No es así?.

- Si lo que pretendes es hacerme sentir peor, pues te aseguro que lo estás haciendo muy bien - dije queriendo desviarme del tema.

- A lo que me refiero es que él merece saber que va a ser padre y tú mereces una explicación por lo que te hizo.

Volví a sentir ese vacío en el pecho que me jodía cada vez que alguien me recordaba eso; Puto Eddie.

- Y desgraciadamente la única forma de hacer eso es hablando- dijo con toda la seriedad del mundo. -Lo tendrás que ver y va a ser doloroso, pero después te sentirás aliviada y dejarás de despertarte en la madrugada; pero sobretodo... Podrás pasar la página.

Del amor y otras desgraciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora