Capítulo 22

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La necesidad de ir al baño hizo que despetara de golpe, miré a mi alrededor y parecía estar amaneciendo; después de hacer mis necesidades decidí salir al jardín como única opción, rodeé la enorme piscina y me senté en una mesa que estaba entre los matorrales.
Los pájaros comenzaban a hacer de las suyas y el amado silencio rondaba a mi alrededor llenándome de paz y tranquilidad, lo cuál no duró por mucho tiempo.

-¡¿por qué mierda todos se levantan temprano últimamente?!- exclamó Jane saliendo hacia el jardín enfadada.

Jane es una veterana productora de discos con un estilo de vida hedonista y desenfrenado, nos conocimos hace un tiempo cuando Pearl Jam estaba trabajando en un disco con la asesoría de ella. El innombrable y yo nos quedamos por un tiempo en su casa y se puede decir que enlazamos una amistad; después de enterarme de mi repentino embarazo tuve la ingeniosa idea de pedirle alquilada una de sus dos casas en Los Ángeles para esconderme de la sociedad y alejarme de Seattle, aunque todo mi plan de paz y tranquilidad se fue al carajo cuando me enteré de que Jane necesitaba el estudio de grabación de esta casa. Pensé en otras opciones de escapatoria, pero Jane amablemente dijo que mi presencia le agradaba e insistió en qué me quedara unos cuantos meses.

-¿¡Y tú por qué estás despierta!?- exclamó acercándose a mí.

-meadas matutinas- respondí fastidiada.

Jane se sentó a mi lado y se colocó unas gafas de sol sin importar que todavía no había terminado de amanecer.

-que desgracia- respondió Jane agarrando una caja de cigarrillos que estaba en la mesa- ¿Quieres uno?- me ofreció con uno en la boca.

-estoy embarazada, ¿No recuerdas?- dije como si fuera obvio.

-oh mierda... Casi lo olvido- respondió Jane mientras encendía el cigarrillo como si nada.

-a propósito, ¿Que haces despierta a las seis de la mañana?- le pregunté confundida.

De repente la puerta se abrió y Sam salió acelerado mientras que miraba desesperado unos papeles.

-¡Ahí está la razón por la cuál no puedo estar en mi deliciosa cama!- exclamó Jane cabreada.

Sam levantó la mirada de sus papeles y miró a Jane con fastidio, luego continuó caminando; hasta que pasó por nuestro lado.

-¿a dónde mierda vas a esta hora?- preguntó Jane cansada.

-como verás, tengo un trabajo de verdad- respondió Sam con sarcasmo.

-aburrido- bufó Jane.

Sam es el único hijo de Jane, de unos veintitantos y bastante atractivo a decir verdad; hace una semana llegó a Los Ángeles para trabajar en uno de los mejores hospitales de la ciudad y Jane le propuso quedarse en su casa hasta que encontrara otro alquiler. Sam odia el estilo de vida de su madre, por lo cual su relación no es tan cercana y cada vez que se cruzan discuten por cualquier estupidez, nada mejor que el calor hogareño.

-como sea...- Sam rodó los ojos- oh y Nicole, una mujer llamada Alex llamó varias veces, dice que es importante que le llames- dijo Sam amablemente.

-genial- susurré con sarcasmo.

-bien, nos vemos- se despidió Sam y rápidamente salió de la casa.

-adiós, perdedor- dijo Jane en voz baja.

Jane y yo nos quedamos contemplando el amanecer sin decir una sola palabra.

-¿cuando piensas decírselo?- preguntó Jane de repente.

-¿Decirle qué a quién?- respondí confusa.

-¡oh, vamos!, no te hagas la estúpida- dijo Jane con frustración- ¿Crees que no sé que le estás ocultando a Vedder tu embarazo?.

Del amor y otras desgraciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora