Capítulo 7

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Un sonido proveniente de la sala retumbaba en mi cabeza una y otra vez, traté de ignorarlo y coloqué una almohada en mi cabeza para no escucharlo, pero fue imposible, el maldito teléfono parecía que fuese a explotar.

-¡¿Quieres contestar esa mierda ya?!- gritó Alex destapandome.

Abrí los ojos y la miré de mala manera, ella estaba despeinada y no podía abrir bien los ojos, reprimí una sonrisa y me restregué los ojos cansada.

-¿A quién coño se le ocurre joder a esta hora?- dije antes de ver el reloj.

-¡cinco de la mañana!- abrí los ojos de par en par- ¡Pero qué...!

-cállate y contesta, por favor- dijo Alex y salió de la habitación.

Me levanté de la cama, me dirigí con flojera hacia el teléfono y contesté rápidamente.

-¡qué!- dije estresada.

Mí madre comenzó a cantar la canción del cumpleaños con la voz más aguda de lo normal.

-no puede ser...- susurré para mí.

Me restregué los ojos sin poder creer qué había olvidado por completo mí cumpleaños. Mí cuerpo se había convertido en un noventa por ciento de estrés y un diez por ciento de vida.

-¡¿como está mi cumpleañera favorita!?- preguntó mi mamá muy alegre.

-cansada, ¿por qué llamas a estás horas?- pregunté.

Me acosté en el sillón y no pude aguantar la pesadez de mis ojos qué los cerré instantáneamente.

-estába preparándome para ir a trabajar, entonces pensé en llamarte y despertarte como en los viejos tiempos.

-pero ma...- suspiré- son las cinco de la mañana y trabajé hasta las tres de la madrugada... podrías haber llamado un poco más tarde- dije suavizando mi tono de voz.

-lo siento... Sólo quería hablar contigo desde temprano...- hizo una pausa breve y tomó aire- porque te extraño- dijo ella con la voz entre cortada.

Abrí los ojos de repente y suspiré, ¿en serio estaba diciendo eso?.

-y no sólo extraño despertarte en tus cumpleaños, también extraño verte sonreír, extraño tu increíble personalidad- ahogó un pequeño sollozo- no sabes cuántas cosas hecho de menos, pero lo que más me duele es no estar contigo y verte crecer, lo odio...

Al escuchar sus palabras mi respiración se entrecortó, me quedé sin aire y una extraña sensación en el pecho hizo que automáticamente las lágrimas invadieran mis ojos. Nunca imaginé querer abrazar a mi madre de ésta manera.

-ahora que tienes la edad suficiente, no podré "joderte" cómo tú sueles decir- aclaró- y es difícil dejarte ir... A vivir a Seattle- dijo con la voz entre cortada.

-mamá, ahora no...- interrumpí.

-ya sé, ya sé... No hablaré del tema hoy- dijo arrepentida- estoy tan orgullosa de ti, moriría por ver la cara de tu padre al verte ser tan hermosa- dijo mi madre casi llorando.

Iba a responder pero de mis labios sólo salió un pequeño llanto.

-te amo...- susurró mi madre.

-mamá... Yo te amo más- dije entre sollozos- quiero qué vengas y estés conmigo hoy... No me importa lo que estés haciendo, solo ven, te necesito- dije autoritaria.

Ella soltó una leve carcajada. Me sorbi la naríz y me limpié las lágrimas de las mejillas.

-haré lo que pueda hija, no te prometo nada, pero haré lo posible para estar ahí- dijo con voz delicada.

Del amor y otras desgraciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora