Capítulo 23

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Abrí la puerta principal y me encontré con una Alex sonriente que directamente saltó hacia mí.

-¡Ya estaba extrañando a mi perra preferida!- dijo Alex abrazándome con felicidad.

-y yo extrañaba a la dulce y tierna Alex- dije devolviéndole el abrazo.

No veía a Alex desde que me mudé de Seattle hace unos meses, no recordaba sentirme tan plena y satisfecha al ver a una persona después de tanto tiempo.

-¡¿No es fantástica esta casa?!- exclamó Alex muy alegre admirando todo a su alrededor.

-lo sé, es una verdadera lástima que no sea mía- dije fingiendo un lamento- A propósito, ¿Cómo entraste?- pregunté con curiosidad.

-la hermosa Jane me dejó pasar- dijo con sarcasmo- Y luego me ofreció marihuana- sonrió.

Alex y yo nos quedamos en silencio tratando de conservar la seriedad, pero luego nos miramos y fue inevitable romper en risas.

-eso es con lo que tengo que lidiar día a día- dije recuperando la calma.

-¿Cómo haces para aguantar las ganas de fumar hierba?, Parece ser imposible en este lugar- dijo Alex consternada.

-tan solo recuerdo que estoy embarazada y mágicamente se me pasa- respondí sonriendo.

Alex me devolvió su enigmática sonrisa y luego su expresión se tornó más seria.

-¿Cómo haz estado?- preguntó con sinceridad.

-Al menos ponte cómoda primero y luego acabamos con mi paz mental- respondí queriendo desviar el tema.

-No trates de evadir el tema, sabes que eso no funciona conmigo- dijo Alex cruzándose de brazos.

Bufé fastidiada y asentí dándome por vencida.

-Si vamos a hablar de esto necesitamos consumir algo fuerte para amortiguar la caída...

-Recuerda que estás embarazada y no puedes acercarte ni un poco al alcohol- interrumpió Alex alarmada.

-¿Quién está hablando de alcohol?- pregunté sin querer reír- Me refería a una gran dosis de azúcar, pero si no quieres helado... Con gusto me comeré el tuyo, tengo hambre todo el tiempo- dije quitándole importancia con la mano.

Alex soltó una pequeña carcajada y me siguió el paso hasta la cocina en dónde saqué los dos tarros de helado; noté la mirada de incomodidad de Alex al ver el la cantidad de helado que tenía en mis manos.

-Oh vamos, no me mires así o me voy a arrepentir de consumir esto...

-lo siento, solo estoy impresionada- dijo y cogió uno de los tarros- No estabas exagerando cuándo decías que te daba hambre todo el tiempo- dijo Alex riendo.

-Sin embargo no puedo comer demasiado, después vómito y no es algo muy agradable de ver- dije regresando un pote al refrigerador.

-¡Entonces compartamos!- dijo Alex alegre.

Sonreí y tomé dos cucharas de la alacena para salir de la cocina y toparnos con Jane que estaba hablando por teléfono y con un típico cigarrillo en la boca.

-oh no, está enfadada- susurré al ver la expresión de Jane- Camina rápido- dije jalando a Alex del brazo.

-¡Hey!, ¿a dónde creen que van?- pronunció Jane dejándonos paralizadas a mitad de camino.

-íbamos a hablar... Por allí- dije rápidamente señalando cualquier punto de la casa

-¿Les gustaría venir al estudio, a pasar el rato?- preguntó Jane aún con el teléfono en la oreja.

Del amor y otras desgraciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora