Un recuerdo

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Hawái, algunos años antes.


El tour de Pearl Jam había finalizado, un diciembre de aquel 1992 en Oahu. Allí nos encontrábamos los dos jóvenes enamorados, sin tener la mínima idea de lo que nos esperaba en el futuro.

Era una época de ensueño, estaba más enamorada que nunca, me sentía imparable, poderosa y amada, y estoy segura de que Eddie sentía lo mismo, me pregunto si sus sentimientos seguirán intactos hasta el día de hoy.

- Voy a comprar una casa en Hawái- soltó Eddie de repente.

Solté una carcajada al ver qué el alcohol ya le estaba surtiendo efecto. Nos encontrábamos bajo la luz de la luna en una playa con dos cervezas en la mano, platicando como los dos amigos de siempre, era cálido y no quería que terminara nunca.

- ¿Porque te ríes?, Estoy hablando en serio - dijo Eddie fingiendo seriedad.

- ¿Solo llevamos dos días aquí y ya quieres comprar una casa?- pregunté entre risas.

- Sí, ¿algún problema?

- No... Solo digo, eso es lo que diría un multimillonario, ¿Vas a empezar a darme órdenes?- bromeé y le di un sorbo a mi cerveza.

- No creo que seas capaz de seguir alguna orden, sería un fracaso total como playboy multimillonario- respondió Eddie divertido.

- Bueno... Podría hacer una excepción solo por esta noche, ¿Que quieres que haga?- dije y le miré insinuando.

Él me devolvió la mirada y sonrió al darse cuenta de las intenciones que venían acompañadas de mis palabras.
Luego se puso de pie y me ofreció sus manos para que las tomara, le seguí el juego y me ayudó a levantar de la arena.

- Quiero que regresemos a nuestra habitación y nos revolquemos toda la noche - dijo con sus labios pegados en mi oreja y con esa estúpida voz que me hacía temblar las piernas.

Pude sentir el calor de mi rostro transportarse a mi entrepierna y lo único que pude hacer fue morderme el labio. Eddie me tomó de la cintura haciendo que fuese inevitable escapar de la situación (como si quisiera escapar) y mis brazos rodearon su cuello, su mirada estaba oscura de deseo, miraba mis labios expectante y sus manos pasaron de estar en mi cintura hacia mi culo.

- Sugiero que te muevas antes de que te arranque la ropa y te folle en esta playa- susurré.

Él soltó una carcajada y luego me dió un beso fugaz en los labios, se separó de mí y me tomó de la mano para caminar hacia el hotel que estaba a unos metros de la playa.

- No tengo dudas de que lo harías, así que andando... Pequeña pervertida

- Oh... Te encanta cuando me convierto en esta sucia y pervertida perra- dije y apreté su mano.

- Eso es jodidamente cierto.

Caminamos en silencio pero con prisa, el pulgar de Eddie acariciaba mi piel con delicadeza y yo me ponía más inquieta con el tiempo.
Eddie abrió la puerta de la habitación y me empujó levemente hacia dentro; ninguno decía nada pero la tensión se sentía y el aire se hizo caliente. Escuché el sonido de la puerta cerrarse y a continuación sentí las imponentes y cálidas manos de Eddie a ambos lados de mi cintura, y ahora la calidez se transportó a mi espalda en dónde él se posicionó lo más cercano a mi cuerpo.
Sus manos recorrieron mis costados hasta llegar poco más abajo de mi pecho en dónde se encontraba el lazo que mantenía sujeto mi vestido y luego procedió a soltarlo con delicadeza.

- Amo este vestido- susurró en mi oído. - Desde esta tarde que te he visto con él he fantaseado en quitártelo...

Sus manos subieron a mis pechos y al sentir su calor no pude evitar soltar un leve gemido.
Lentamente el vestido se deslizó por mi cuerpo hasta quedar sobre mis pies. Eddie se dirigió hasta mi cuello y sus labios recorrieron y saborearon mi piel, cerré los ojos y coloqué mis manos sobre las suyas que se encontraban aún sobre mis pechos.

Del amor y otras desgraciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora