Capítulo 26

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- Tus ojos me producen envidia- dije acurrudándome más a su lado.

- ¿Porque?- preguntó Marshall sin entender.

- Son excesivamente azules y hasta parece que tienes más pestañas que yo, no es justo- respondí divertida.

Marshall soltó una carcajada y me acercó más a su cuerpo.

- ¿Como es que eres tan observadora después del sexo?- preguntó mientras acariciaba mi espalda.

- No es solo después, es en lo primero que me fijo.- respondí con mi mirada pegada a sus ojos- ¿Que es lo primero en lo que te fijas?- pregunté.

- Uhm...- hizo como si estuviera pensando- En las tetas- respondió divertido.

Nos miramos por un momento y luego nos reímos ante el comentario, lo mejor era que le creía.

- Entonces dime... ¿Estas son buenas?- me senté y automáticamente la sabana se deslizó dejando al descubierto mis personalidades.

Marshall se deslumbró por un momento y luego volvió en sí.

- Hmm... Tendría que hacer una prueba táctica para poder darte una respuesta concreta- respondió fingiendo seriedad.

- Adelante...- le seguí el juego.

- Para que la prueba sea más efectiva, tienes que acostarte- dijo serio.

Hice lo que me dijo y expectante esperé a lo siguiente.
El hombre se puso de medio lado y comenzó a acariciar lentamente mis senos, haciendo que me quisiera reír a causa de las cosquillas que me provocaba, pero luego sus dedos llegaron a mi pezón y las risas pararon. Miré su rostro y me encontré con su sonrisa malvada indicándome que este juego iba a terminar en una posición comprometedora y con mucho sudor.
Y justo cuando Marshall iba a comenzar a usar su lengua, el sonido de mi teléfono interrumpió bruscamente un posible buen acostón.

- Debería contestar- dije tratando de quitarmelo de encima.

Él se quitó resignado y volvió a acostarse a mi lado, me levanté rápidamente de la cama y saqué el teléfono del bolso y me percaté de quién se trataba para luego contestar de inmediato.

- Que sucede, Alex- pregunté fastidiada.

Definitivamente debería apodarse la arruina momentos.

- ¿Acaso estoy interrumpiendo algo?- preguntó pícara.

- Ya no hay nada que hacer, ahora dime qué sucede.

- Te iba a informar que ya no te preocupes por llevarme al aeropuerto, Sam me llevará- pronunció lo último casi en un susurro.

- Ustedes dos sí que están progresando- dije tratando de hacerla enojar.

- ¡Cállate!- exclamó.

Reí por lo bajo y volví a meterme entre las sábanas, Marshall vió la oportunidad perfecta para continuar con su juego.

- Alex... Tengo que colgar- dije sintiendo como sus manos hacían de las suyas por todo mi cuerpo.

-¡No, espera!- exclamó con urgencia. - Tienes que ir a casa y vigilar que Jane esté bien- advirtió.

- ¿Qué sucede con Jane?- Pregunté preocupada.

- Ha estado actuando muy raro todo el día, Sam teme que esté volviendo a consumir drogas o algo así- respondió rapidísimo.

- Joder...- suspiré- No hay problema, iré de inmediato- afirmé.

- Gracias y lo siento por interrumpir.

- No es nada- mentí. - Que tengas buen viaje- dije antes de colgar.

Del amor y otras desgraciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora