Verdadera Naturaleza I

Percepciones

Arco final correspondiente a esta primera parte de la trilogía. Recomiendo escoger bien el momento para leerlos.

La primera vez que habían jugado a las escondidas, Taylor le había colocado la condición de no usar poder elemental de relámpago para encontrarla y desde entonces, nunca lo había hecho; por eso hubo ocasiones donde realmente fue difícil encontrar a la niña humana. Sin embargo, incluso sin usar su poder elemental, para Ruka era sencillo encontrar a su compañera de juegos; unos arbustos eran rodeados por mariposas e incluso un perro moviendo la cola felizmente había entrado poco tiempo antes... como los animales, ella misma percibía la presencia de Taylor con demasiada facilidad, pero aunque esto debía ser una prueba de que algo no estaba bien, Ruka simplemente lo ignoro, justo como Taylor misma había ignorado muchas cosas de su comportamiento solo para pasar el tiempo juntas los días de semana. Ruka entro en el arbusto y en respuesta, el pastor alemán que antes había entrado, coloco sus orejas en punta y luego retrocedió con la cola entre las patas; Taylor observo al perro con una expresión confundida y luego, observo a Ruka con una expresión de sorpresa al verse descubierta cuando no llevaba más de un par de minutos oculta. La niña de rubios cabellos frunció el ceño y cruzo los brazos a la altura de su pecho, al tiempo que expresaba con desconfianza

Taylor-has hecho trampa, ¿a qué si?-

Ruka-no, lo juro-

Respondió Ruka, negando con la cabeza, sin embargo, la mirada de su compañera de juegos seguía dirigiéndose a ella con un brillo de divertida desconfianza, de manera que, Ruka se encontraría asegurándole que no mentía en varias ocasiones, hasta que finalmente Taylor rio divertida y Ruka, se permitió sonreír en respuesta. Ruka estaba dispuesta a seguir disfrutando de esos momentos mientras se le fuera permitido, así esto significara seguir ignorar las advertencias que latían en algún lugar de sus pensamientos con cada vez más frecuencia.

Para cuando llego la hora de la despedida, Taylor se encontraba aferrada a Ruka con un abrazo, por su parte, la niña demonio tenía la mirada desviada en una dirección diferente con un evidente sonrojo cubriendo sus mejillas. Si se atrevía a ser sincera con ella misma, se encontraría reconociendo que, los abrazos tanto de Taylor como de Jessica le gustaban especialmente, pero mientras con los de la última ya no se avergonzaba tanto, con Taylor la sensación de vergüenza no desaparecía en lo absoluto a pesar del tiempo transcurrido, siendo incluso peor desde que se reencontraron. A pesar de querer continuar en el cariñoso gesto, las advertencias de su cabeza aumentaban con especial intensidad, hasta que para su pesar, tuvo que prestarles atención aunque fuera por esa ocasión. Coloco sus manos sobre los hombros de Taylor para empujarla suavemente, separándose por una mínima distancia y sin que, la niña humana apartara de su cuerpo sus brazos; la risa de Jessica a sus espaldas, hizo a Ruka gruñir por lo bajo en señal de disgusto. Finalmente, Ruka expresaría observando a Taylor directamente

Ruka-Ya fue suficiente ¿Cómo puede gustarte tanto estar así conmigo considerando el calor que desprendo? Debe de ser sofocante para ti-

Taylor, sin embargo, se limitó a recostar su cabeza entre el hombro derecho y el cuello de Ruka, aferrando nuevamente el abrazo mientras expresaba con dulzura

Taylor-me gusta porque me recuerda que estas aquí-

La risa de Jessica se detuvo súbitamente y Ruka, se encontró teniendo una expresión sorprendida en su rostro. Insegura sobre qué hacer ante una confesión tan sincera, miro a Jessica por sobre su hombro izquierdo, sin embargo, la joven de cabellos oscuros estaba igual de sorprendida. Sin saber cuál sería la mejor manera de proceder, Ruka se encontraría expresando con un cierto tono desafiante en su voz

Ruka-ya veremos si seguirás pensando así en verano-

Taylor, repentinamente soltó el abrazo para retroceder, sus ojos verde esmeralda destellando con una evidente sorpresa; Ruka cruzo los brazos a la altura de su pecho y solo entonces, la niña humana se atrevería a preguntarle