Entre Contactos e Informantes

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Aunque el sol emitía su calor, aunque la nieve hubiera desaparecido de las calles, la brisa descarada del mundo terrenal podía seguir siendo fría como en los días pasados. Rina se encontró despertando e incorporándose en el interior de la casa del árbol en la que había pasado la noche luego de recorrer la inmensidad de Ciudad Nuss; ciudad en la que se había quedado estancada por la ola de frio que apenas empezaba a ceder. Respiro profundo y a pesar de desconocer la hora, se acerco a la cuerda que le permitía bajar, ya que sentía la necesidad de comer, una necesidad potenciada por un aroma a carne cocida que llegaba desde las cercanías. Al bajar, la chica demonio cobro una postura defensiva ante el hecho de encontrarse en presencia de tres humanos adultos que miraban en su dirección con desconcierto. La primera de los tres y la que parecía ser la mayor con treinta y cuatro o treinta y cinco años, era una mujer de cabellos castaños atados en una cola baja, dueña de una mirada en color carmesí, le seguía un hombre con los cabellos castaños cortos y adecuadamente peinados hacia atrás, su mirada contrastaba con la carmesí de la mujer al ser de un tono verde bosque, tal vez rozando por poco los treinta años de edad, luego se encontraba el que parecía ser el más joven de los tres adultos, un hombre humano que quizás rondando los veintiocho años con inusuales cabellos cobaltos y una mirada en igual tono de carmesí que los de la mujer. Ante esta compañía inesperada, Rina decidió analizar los poderes elementales, detectando agua, fuego y viento respectivamente, pero para su desconcierto, también capto algo distinto... una cuarta presencia que carecía de poder elemental y que se encontraba cerca de la parilla desde donde provenía el olor a carne cocida; esta última presencia era de una mujer mayor, seguramente pasando los cincuenta años, con cabellos castaños y una mirada carmesí. Esta misma mujer, sería la única que se atrevería a romper el pesado silencio que los había rodeado con unas simples palabras

-no es necesario estar tan a la defensiva, queridos-

Al escuchar el apelativo cariñoso usado por la mujer, Rina se permitió detallar un poco más a los tres humanos; los tres compartían con la mujer algunos rasgos físicos... ¿sería una familia humana? Se cuestiono entre sus pensamientos. El hombre mayor que parecía de treinta años, sería el siguiente el romper el silencio, sin embargo, su voz destilaba tensión

-pero madre, esta joven...-

La mujer mayor negaría con la cabeza, deteniendo súbitamente la oración del hombre, al tiempo que comentaba con una sonrisa en rostro y un tono de voz calmado

-si tu no le atacas ella no lo hará, te lo puedo asegurar, Miguel-

Rina, solo entre sus pensamientos se atrevería a darle la razón a la mujer, luego se dedicaría a recorrer el lugar con la mirada, buscado una forma de retirarse rápidamente, a pesar del gruñido en su estomago que reaccionaba al olor de la carne cocida. Pero la mujer que parecía rondar los treinta y cuatro, acorto la distancia lentamente, ofreciendo con una sonrisa amistosa una de las brochetas recién asadas en la parrilla, al tiempo que comentaba con la misma tranquilidad que la mujer mayor

-mi nombre es Miriam, no te preocupes por mis hermanos y solo come-

A pesar de que Rina aun sentía desconfianza, el gruñido de su estomago hizo imposible negar el ofrecimiento, mucho màs cuando recordaba que no había comido nada la noche anterior. De esta manera, terminaría tomando el ofrecimiento de la mujer quien, retrocedería para dar paso al hombre de menor edad e inusuales cabellos cobalto, este hombre le ofreció una bebida en lata con la misma sonrisa amable que las de las mujeres, al tiempo que expresaba bastante relajado

-mamá tenía el presentimiento de que alguien se había apropiado de nuestra casa del árbol. Me llamo Mike ¿y tú, niña? -

-Rina-

Expreso la joven demonio mientras aceptaba el ofrecimiento. Tras esto, la mujer mayor que estaba cerca de la parilla le hizo una seña para que se acercara y Rina, terminaría por reducir la distancia mientras la mujer alegremente le indicaba que podía tomar lo que quisiera. De esa forma y durante varios minutos, Rina se dedicó a escuchar lo que los cuatro adultos humanos conversaban sin tener intención de intervenir, escucho al hombre más joven de nombre Mike cuestionar

Verdadera Naturaleza IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora