Compañía

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Otro día cualquiera, aburrido y típico en el Instituto. Cada vez se molestaba más al ver un grupo de personas riendo entre todos.

Así que al final de la rutina fue directo a su casa, pensaba en cómo acercarse a alguien sin ser mal visto o rechazado como pocas veces había pasado.

Quería tener compañía, cualquier compañía, no quería seguir sólo.

De paso un gato cruzó frente a él, mirándolo fijamente. Detuvo su caminar.

El animal comenzó a maullar mientras se acercaba con lentitud.

— Hola, ¿estás solo? —  preguntó cómo si fuera a responder mientras lo acariciaba con ternura.

Al escucharlo ronronear se decidió, quería un gato

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Al escucharlo ronronear se decidió, quería un gato.

Eren no se detuvo ni al tener ya en mente lo que quería como un comienzo, solo siguió y siguió hasta que aquél minino escuchó algo y se marchó.

El chico decidió en irse de una vez y obtener el permiso de sus padres o su madre aunque sea.

Dicho y hecho, al abrir la puerta y entrar tomó el teléfono del lugar, marcando el número de la casa de sus padres. Su madre atendió la llamada.

— ¿Sí? —

— Hola mamá —

— Ah, Hola Eren, ¿Qué pasa? —

— Nada, solo te marcaba para ver si te parece la idea de que adopte un gato, ¿Puedo? —

Se creó un silencio muy corto pero muy intrigado.

— Sí, claro que puedes —

— Ah que bien, gracias mamá —

— De nada; ¿Volviste bien de la escuela? —

— Sí, todo bien —

— ¿Seguro, todo está correcto? —

— Sí, y ahora más que por fin tendré algo de compañía aquí —

— Me alegro, bueno te dejo para que hagas tus cosas —

— De acuerdo, te quiero mamá,
adiós —

— Yo también te quiero, nos vemos —

Colgó la llamada.

Se dirigió a su cuarto con prisa y sacó un guardado que tenía, contando lo suficiente como para comprar un gato y las cosas que requería.

Vació su mochila de cuadernos y decido llevársela para ahí guardar las cosas.

Se acercó a la veterinaria más cercana y entró, de inmediato al apartado de los gatos. Pasó bastante tiempo hasta que uno llamó bastante su atención. Sonrió al verlo.

Era muy lindo y sus ojos eran lo más llamativo en él, sin dudarlo, el pequeño animal se acercó al frente de la jaula, empezó a maullar

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Era muy lindo y sus ojos eran lo más llamativo en él, sin dudarlo, el pequeño animal se acercó al frente de la jaula, empezó a maullar.

Otro, igual de pequeño se acercó al frente de la jaula y comenzó a maullar para el gatito negro. El chico levantó la mirada.

El animal se alejó un poco pero se mantuvo alerta, de nuevo era bastante lindo.

El animal se alejó un poco pero se mantuvo alerta, de nuevo era bastante lindo

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Sus ojos parecían joyas azules. Tan claros.

No dudó más, se llevó a ambos, pidió la comida, trastes para alimento y una cama. Era lo suficiente por ahora. Después de pagar, acomodó todo en la mochila y sobre las cosas guardó los dos gatos.

— Ésta es la cartilla de ambas —  comenzó a explicar la encargada

— Aquí indicará su edad, su fecha de nacimiento y adopción y lo más importante, las vacunas que se deben aplicar para evitar cualquier enfermedad —

— De acuerdo, gracias —

— Cuide de ellas —  dijo al ya salir de la tienda.

¿Ellas?; las miró y volvió a sonreír.

— Vaya, vaya, dos gatitas —  acarició a ambas y maullaron al sentirse correctamente identificadas.

Llegó, miró el lugar y escogió una parte de la sala para poner su cama y lo demás que compró.

— Bien, sean bienvenidas a su nuevo hogar —  colocó a ambas en el suelo.

Comenzaron a caminar y oler un poco el lugar.

Eren se sintió demasiado satisfecho con lo que había hecho, ya jamás se sentiría sólo y que mejor que comenzar con alguien que no te juzgara solo porque sí.

Se levantó y empezó con sus deberes, ya después pensaría en un nombre para las dos.

Mis lindas y tiernas nekosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora